''Era una tarde... Una tarde esas de película romántica, donde en el cielo puedes ver tres colores... Rosa, azul y rojo. Todos en un hermoso tono pastel. Ella me enseño a apreciar las pequeñas cosas que la vida nos regala. Yo estaba acostado en mi cuarto cuando recibo una llamada, era ella. Había salido a una fiesta con sus amigas. A juzgar por su voz estaba un poco ebria. ¿Jesse, puedes venir por mi? Dijo arrastrando cada una de las palabras que salían de su boca. ¿Donde estás? Pregunté. En casa de Jack, las chicas y yo venimos a su fiesta de despedida, sabes que se ira a Londres a estudiar. Voy para allá. Respondí.
Subí a mi coche, y conduje hasta llegar a aquella sección lujosa de la ciudad, al entrar en esa casa me llevé una desagradable sorpresa. Los labios de Jack estaban sobre los labios de Diana, de mi Diana. Mi primer reacción fue apartarlos y reventar el labio a aquel idiota que había besado a mi novia. Diana intentó detenerme para evitar que siguiera golpeando su cara pero fue en vano. Claro que los amigos de Jack si pudieron detenerme no sin antes regalarme una paliza y una costilla rota. Solamente me levante para darle la espalda a todos los involucrados en esa fiesta y salir por la puerta. Katie intentó detenerme pero fue inútil... estaba cegado por la ira.
¿Vas a dejarme aquí? Preguntó Diana con lagrimas en los ojos, en sus hermosos ojos color avellana. No, respondí... Sube. No habían pasado ni cinco minutos de viaje cuando Diana decidió romper el silencio. Jesse yo.. puedo explicarlo. No hace falta que lo hagas yo se lo que vi. Pero las cosas no fueron así dijo rogando por que la escuchara. Ni si quiera quiero saber el resto de la historia Diana. Pero Jesse el me obligó a que lo besara, yo no quería hacerlo. Repetía desesperadamente como si su vida dependiera de eso. No soy estupido Diana, a mi no me engañas, yo se lo que vi. Yo estaba con Katie y el... Da Igual, ¡te vi besándote con Jack, los vi a los dos en la pista!. La interrumpí mientras alzaba la voz. ¡Eres un maldito celoso, ya estoy harta de ti! Gritó Diana desesperadamente dejando que el alcohol hablara por ella. Pues tu eres... No me dejó terminar cuando ella... Ella gritó. ¡Cuidado con el acantilado!.
De repente todo estaba oscuro.
-Bien, no tienes que decir nada mas Jesse, no revivas mas esos momentos. -Decia mi psicóloga.
-No hace falta revivir más el pasado, no fue culpa suya ni mucho menos tuya. -Agregó.
-Es todo por hoy. -Finalizó