Me Enamoré De Una Gitana || OGM

Capítulo 7:

"Tú Eres Mía"

Narra Frollo:

Habían pasado unas cuantas semanas, Violeta estaba empezando a sentirme cómoda en este lugar enorme mientras que yo sentía que le daba mucha libertad...

Estaba en aquel cuarto de color vino sentado en el sofá mirando las llamas abrazadoras del fuego, mientras tomaba una copa de vino acompañado de Gabos que estaba parado a un lado mío.

Mis pensamientos estaban en aquel hombre que se presentó aquella vez, reclamando por ella.

-Esos ojos...-dije susurrante pero Gabos me escucho

-¿Aún sigue pensando en aquel hombre, mi señor?- dijo cortes

-Extrañamente, sus ojos me recuerdan a ella...- lo mire -¿Tu recuerdas el color de ojos de aquel hombre?

Se quedó mirando la nada, para después volver a mirarme.

-Ahora que lo dice, los ojos de aquel hombre eran morados iguales a los de su prometida

-Entiendo- volví a mirar el fuego que consumía por la madera

-Tal vez era su padre, mi señor- me quede callado pensando en aquel hombre, tal vez lo debí tratar formalmente y sobre lo que le dije sobre Violeta...

Gruñí como si fuera un perro tapándome la cara con la mano, ¿Por qué siento esta pena? ¿Acaso será por ella? Si lo volviera a ver, tal vez se ponga más intenso, debo tener cuidado.

De repente escucho un fuerte sonido, al parecer venia del comedor.

-Veo que la señorita Violeta se está acoplando a este lugar a su gusto- sonrio un poco

-Aunque ha causado desastres en cada pasillo, hasta los sirvientes la persiguen- tomaba de mi copa para relajarme

-Al parecer es una mujer un poco inquieta ¿no es así?- rio divertido

-¿Qué es tan gracioso?- alce una ceja mirándolo

-Perdóneme por mi descortesía, pero su esposa me recuerda a un gato que quiere salir de su prisión

-¿Estas tratando de decirme que la deje ir?- me levante enojado

-Yo jamás dije eso- se mantuvo firme -Solo pienso que si fuera un gato, podrías mantenerla ocupada

-¿Tú crees?

-Bueno mi señor, si yo fuera ella también me estaría aburriendo

Me quede pensando unos instantes en cuál sería la mejor solución.

-De acuerdo, creo que la llevare a dar un paseo por la cuidad los fines de semana, así no se sentirá encerrada

-Suena una buena idea, mi señor

Salimos los dos juntos de la sala a lo lejos se escuchaban gritos, los dos sabíamos lo que había pasado, no tardó mucho en aparecer en una esquina mi mujer para llegar con nosotros y sin previo aviso esconderse atrás de mi.

Unos segundos después apareció uno de los sirvientes, con un tazón de ponche en su cabeza y la cara llena de aquel ponche.

-Perdóneme, mi señor, pero su prometida está haciendo desastres nuevamente- la señalo con enojo a lo que yo apreté mis puños -le pediría que ella se alejara de cualquier cosa que pueda ser peligroso para nosotros

El sirviente se fue molesto, suspire, estas semanas he recibido quejas sobre ella y se rumorea que ella no es una mujer de clase y que no se sepa comportar como tal, eso me moleta un poco.