Siete. Una nueva oportunidad...

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Saque mi teléfono del bolsillo y lo encendí, al encenderlo comenzaron a caer muchos mensajes de whatsapp y llamadas perdidas, pensé que eran mis amigos pero no, era Rubén.

"¿Qué fueron esos insultos? No entiendo que te pasa. ¿Hice algo capullo?"

"No te hagas del rogar ;)"

"Capullo no puedes hacerme esto"

"¡MIGUEL RESPONDE!"

"SE QUE HAY HOMBRES ESPERANDO AFUERA, ACABO DE VER PERO NO ME INTERESA, TE LLAME A TI"

"No me hagas llorar, por favor."

"HIJO DE PUTAAAAA"

"HE MANDADO A MIS GUARDESPALDAS A BUSCARTE, ASI QUE MAS VALE QUE VENGAS"

"Con que andas con una chica, ¿Eh?"

"HIJO DE PUTA YA VI QUE ME HAS CAMBIADO."

Con el último mensaje, venia adjunto una foto de Marina y yo, fue el momento exacto que ella acariciaba mi rostro.

¿Estaba celoso acaso? Cada mensaje sonaba como si estuviera celoso por mí. No podia creerlo.

-Marina, mira.- le dije enseñándole los mensajes.

-No puede ser, Suena un poco celoso. - dijo, riendo.

-No creo, es demasiado bueno para...- no dejo que terminara cuando me dio un golpecito en la frente.

-Miguel, te dije, tal vez si estaba esperando por ti, llámalo y habla con él, no pierdes nada.-

Pensaba mejor escribirle, pero justo cuando iba a hacerlo, Rubén estaba llamando. Mi corazón se detuvo. Mire a Marina y ella sonrió levantando los pulgares. Di un profundo respiro y conteste.

-Hola...-

-MALDITO DESGRACIADO QUIEN TE CREES.- Me asuste ante sus gritos y active el altavoz.

-Oye, espera Rubén, tú...- no me dejaba hablar. Se oía muy histérico

-ME DEJAS AQUÍ PLANTADO Y RESULTA QUE DESPUES TE VES CON OTRA PERSONA. SI, SI, MUY SIMPATICO MIGUEL. ADEMAS GRACIAS POR LOS INSULTOS.-

-Si lo sé...- hice un enorme esfuerzo en no alzar mi voz. –Fui al hotel, me dicen que tengo que esperar en una fila donde están 20 hombres bien formales, no vine aquí para esperar un turno, así que no juegues conmigo.-

-Miguel...- bajo su tono de voz. –Todos los días hay hombres afuera esperando, pero no quería que esperaras, te dije que entraras al restaurante que ahí estaba esperándote...- se oía dolido, me hizo sentirme mal.

-Sí, pero cuando el hombre de la entrada me vio con un ramo que te llevaba, me dijo que debía esperar... y perdón, te dije esos insultos porque estaba calentado de la rabia...-

-Espera, dijiste que me traías flores, capullo no tenías por qué.- al decir eso, note la típica picardía suya. -Por eso te detuvieron, todo hombre que lleva regalo y dice que tiene cita conmigo debe esperar en la entrada, son ordenes que di porque ya había pasado que se colaba gente y exigía saber mi habitación para ir a verme...- no sabía eso, me hizo sentir peor.

-Ok, lo admito, fui un desgraciado, me enoje sin razón y te insulte, perdóname.-

-Tu stripper de mierda quiere esas flores de disculpa, ¿No vienes otra vez?-

Mire el reloj, eran las 5 de la tarde, era muy tarde, estaba lejos de casa y no sabía dónde me quedaría, además me daba vergüenza quedarme a dormir aquí donde Marina. Pero estaba invitándome otra vez, trague saliva, ¿Hablaba en serio?

-¿No estás jugando conmigo? ¿O tengo que esperar a que termines de atender a tus clientes?-

-juju, adoro tus celos capullo.- sentí mi cara arder.

-Quien habla, él que me dejo mensajes preguntando con quien estaba y me dejo 20 llamadas perdidas, por cierto, ¿Por qué me seguiste?-

Sentí como él gruño y reí –Maldito. Pues dices que vienes a verme y resulta que después de insultarme, te vas a ver con quien sabe. De seguro regalaste mis flores bellas y eran para mí.-

Voltee a ver a marina y saludo conteniendo la risa. –Bueno, esas flores aún son para ti, espérame que voy para allá.-

-Ay miguel, tu si sabes cómo conquistar, besos y esta vez si entra.- y colgó

Al colgar, Marina estallo en risas, yo aún estaba recuperándome del shock.

-No puedo creerlo, ese chico si debe quererte.- sonrío

-No creo, de seguro no quiere botarme y quiere seguir jugando conmigo.-

-¿Estás loco? Mando a alguien para seguirte, estaba celoso porque nos vieron juntos y te está invitando al hotel ¡Qué esperas!- dijo empujándome a la salida.

-¿Crees que debería ir?- dije rascándome la cabeza.

-Bueno, lo que creo es que te arrepentirás el resto de la vida si no vas y averiguas que pasa.- sonrió.

-Marina...- la abracé –Muchas gracias por todo, eres la mejor-

-Lo sé.- guiño el ojo –Soy excepcional- río –Ahora ve y se feliz de una vez, y si pasa algo, llámame que yo misma voy y le doy unos cuantos golpes en esa cara bonita que tiene.- reí y la abracé más fuerte.

Me despedí de ella, tome mis cosas y salí corriendo hacia el ascensor.

Ya sabía cómo llegar al hotel así que no dude en seguir corriendo, esta vez, aprovecharía la oportunidad con él, no me importaba si perdía el tren de regreso a Madrid y dormía en la calle, quería hablar con él, conocerlo más, admirar su belleza y decirle cuanto lo quería desde la primera vez que lo vi bailar.

Me detuve y saque un pequeño papel en donde escribí un pequeño resumen para él.

"Rubén, eres el infierno, me tienes dando vueltas, ¿Cuándo serás por fin mío?"

Lo puse en medio del ramo de flores. Era muy extraño que aún no se hubieran secado, se veían recién cortadas. Sonreí, ojala le gusten.

Al llegar al hotel, vi que estaba un gorila que seguro era guardaespaldas de Rubén que miraba para todos lados, al verme, me llamo con la mano. Sentía que iba a vomitar.

-Buenas noches Miguel, Sydonai te espera.- y se hizo a un lado para dejarme pasar.

Le agradecí y entré. La cabeza me daba vueltas y el resplandor de cada objeto que se encontraba en la recepción del hotel no ayudaba, me mareaba más. Restregué un poco mis ojos y limpie mis gafas, al colocarlas otra vez, Rubén estaba delante de mí.

It's Rubén, not Sydonai. || Rubelangel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora