Jaime andaba desolado por las calles de Madrid. Era nuevo en la ciudad y no conocía a nadie.
Tras una caminata decidió entrar a un bar, el local estaba repleto, habia mucha gente, música alta y unas luces de colores rodeando la estancia. Jaime tardó lo suyo, pero al fin se dio cuenta de que el lugar estaba ocupado únicamente por hombres después de que el camarero técnicamente le dijera "¿que te ofrezco, guapo? Yo estoy en la carta por si te interesa".
Decidió dar una oportunidad al bar, ya que solo entró para descansar las piernas y refrescarse con uns bebida.
Dos, quizás tres hombres intentaron tirarle caña al joven, pero este no cedía, no al menos después de ver al pelirrojo que le miraba desde la otra punta del bar.
Tras 6 minutos de intensas miradas entre ambos chicos, uno de ellos fue a saludar.
- Soy Aarón y tú eres guapo. - se presenta Sofisticadamente el pelirrojo.
Jaime se perdió en su mirada, no podía pronunciar ni uns palabra por los nervios.
-Ya veo que eres hombre de pocas palabras, menos mal que no necesito ninguna para esto - continuó dándole un beso apasionado.
El atrevido joven no tardó en llevarse al nuevo habitante madrileño a su apartamento para vivir una noche de amor y mucho sexo.
A la mañana siguiente Aaron despertó solo en su cama y con uns nota que dejaba el número de teléfono del chico de anoche.
No tardaron más de una semana en escribirse. Y un día le llega un mensaje que atemorizo al canario pelirrojo:
- Cariño, no me baja.
Acto seguido Aarón lo bloqueó tras leer el mensaje.