- Roberto, Jorge, Sergio, Eustaquio... - Ari estaba contado los chicos que dijeron que la iban a llamar pero nunca lo hicieron para poder dormir - Juan, Enrique, Carlos pfff este si que era aburrido, como no me duerma recordandolo debo de estar enferma.
Tras su inexitoso intento de dormir, se levantó para prepararse una tila. Mientras se calentaba se quedó mirando un punto fijo por la ventana de la cocina, donde asomó un apuesto chico de más o menos su edad que al parecer era su nuevo vecino. Cogio la cuchara más próxima e intentó arreglarse en su reflejo, dio un lametazo a la palma de su mano y se la pasó por el pelo para que quedara medio decente, se colocó las tetas, bajó un poco el escote e intento poner una postura que seduciera al vecino. Intentó varios sonidos:
- Tss, tss... Cucurrucucu... Cuack, cuack - cualquiera que de forma disimulada atrajera su atención. Pero fue en vano, el chico salió de su cocina y apagó la luz, entonces ella grita - ¡¡ gilipollas!! - y entonces se enciende la luz y vuelve el vecino para asegurarse de quien fue pero los reflejos de Ari la llevaron a agacharse lo más rápido que pudo, pero su microondas la traicionó. Su tila estaba lista y tuvo que levantarse ante la mirada del vecino e intentar disimular todo lo sucedido.
- Perdona - la llamó él - por si acaso, no sabrás si alguien ha gritado un insulto por aquí.
- ¿Queeee...? Nooo - dijo con una voz aguda que según su cerebro entonaba Desconcertamiento, pero en verdad solo la incriminaba más aún.
El vecino le dio las gracias y las buenas noches, pero lo único que ells queria es saber su piso para ir a comerle ese culazo que vio desde su cocina.
Entonces volvió a la cama y se puso a fantasear con el chico.
- ¿Como se llamará? Tenía pinta de Miguel, aunque también le pega Tomás. No se le veía bien, pero creo que tenía los ojos azules, que guapos serían nuestros hijos...
En un ataque de desesperación, volvió a la cocina y gritó: ¡¡ te quierooo!!
El chico volvió a aparecer, pero Arantxa se volvió a agachar a la velocidad de la luz muerta de vergüenza.
Tras asegurarse de que el chico se fue, intentó retomar su sueño.
- Gregorio, Peter, Sam, Felipe...
Y por fín logró pillar el sueño.