Recuerdos del corazón (Milo X Camus)

Capitulo IX

Camus ya estaba listo gracias a la ayuda de Asmita y Shaka, se sentía nervioso ya que realmente quería estar presentable para su futuro esposo ya que estarían juntos durante un buen tiempo hasta que se acabe el plazo estipulado por sus padres, quería que su relación fuera la mejor y se sintiera orgulloso de tenerlo a su lado.

Lastima que ese mismo entusiasmo no sea compartido por Milo quien con fastidio acababa de acomodarse el saco frente a el espejo con Aioria mirándolo atento  desde una silla, le llamó para que le sirviera de padrino ya que su padre no le dio buenas opciones y pues, quien mejor que su amigo.

-¿Estás seguro de esto? Mira que entre mas lo analizo mas terrible me parece - le comentó Aioria con la mano apoyada en la barbilla.

-Ya te dije que la idea no fue mía, además el niño no está nada mal, bien puedo disfrutarlo estos años, después terminar por la paz y regresar a buscar a Mariam, ¿qué podría salir mal? -

-Pues que tu no sabes si ese "niño" como tu lo llamas, pueda terminar enamorado de ti y termines haciéndole mierda el corazón -

-Jaja, ahora me resultas un moralista Aioria, nada malo va a pasar te lo aseguro -

-Sabes, cuando me lo presentaron me di cuenta de que es muy sensible, además no parecía difícil que con un mal gesto lo terminaras dañando, yo se lo que te digo Milo ese chico no aguantaría un desplante de tu parte si es que se llegase a encariñar contigo -

-No lo hará, por que no le daré motivos, desde un principio dejamos en claro el motivo para esto, y en caso de que lo olvide me encargare de recordárselo y ya, así de simples son las cosas -

-Si tu lo dices... Bueno apresurate que ya es hora -

Terminaron de acomodar sus trajes y se marcharon con rumbo a el sitio donde seria la ceremonia, al llegar, Milo caminó directo a el altar y se acomodó un poco la ropa adoptando enseguida una pose erguida para esperar a que su prometido arribara.

Pasaron unos cuantos minutos y ni una señal de Camus, Milo no quería admitirlo pero se sentía nervioso, así que se acercó a Kardia.

-En caso de que no llegue, igual recibo mi herencia, cierto?
Esto ya no estuvo de mi parte para arruinar la boda -

-Cierra la boca y regresa a tu lugar que ya llegó tu futuro esposo - lo empujó de nuevo a su sitio y se encamino enseguida para abrir las puertas de par en par para permitir la entrada a su futuro yerno.

Milo solo resopló aburrido por la patética actitud de su padre y se dedico a aguardar por fin a que ingresara Camus.

No esperó mucho cuando vio a Shaka con un vestido celeste y un pequeño ramillete entre sus manos, realmente se veía muy lindo, a decir verdad no le hubiera molestado que quisieran comprometerlo con él.

Seguía admirando la belleza de Shaka desvergonzadamente hasta que Aioria le dió un pequeño empujón para que advirtiera que su prometido se acercaba a él.

Milo casi protestaba por el golpe cuando giró la mirada y todo se detuvo en la perfecta atmósfera donde solo podía ver a Camus frente a él, acercándose poco a poco, por dios que estaba hermoso, jamas en su corta vida había sido testigo de un ser con semejante inocencia en su mirada, cuando Krest le extendió la mano de Camus no dudó un solo segundo en tomarla entre sus manos.

Al regresar a su asiento Kardia y Krest se vieron con una sonrisa cómplice para después prestar atención a la ceremonia durante la cuál, Milo solo admiraba la belleza de Camus como si tratara de convencerse de que era real y no solo una alucinación suya.

Tan entretenido estaba que no se dio cuenta cuando la ceremonia ya había terminado, ni siquiera esta seguro de cuando pasó su turno para recitar sus votos, el punto es que ahora había llegado el turno de besar los hermosos labios del ser irreal que tenia frente a el. Sin dudar siquiera un segundo se acercó y probó su boca comprobando que en efecto, era tan dulce como imaginó.

Una vez en la recepción todo marchaba bien, Milo se pavoneaba por todo el lugar sujetando a SU esposo, presumiendo su suerte de casarse con alguien tan perfecto y todo bien pero a lo lejos se percató de una presencia para nada gratificante para él.

Dejó a Camus en la mesa que ambos compartían durante la cena y sin dar explicación alguna salió hasta el jardín trasero donde como lo suponía ya lo esperaban.

-¿Que estas haciendo aquí? -

- Pues vine con la mejor de las disposiciones de arreglar las cosas contigo y perdonarte tu ridícula broma de tu "matrimonio" pero por lo visto no estabas mintiendo -

-Creo recordar que dejé muy en claro que no lo hacia...-

- Si ya me di cuenta, pero en fin no vengo a pelear si no todo lo contrario... -  se acerca de forma peligrosa hasta lograr besarlo.

Milo sujeta sus muñecas y la separa con algo de dificultad.

-Que carajos crees que haces?, mi familia esta adentro y ahora estoy casado -

-Jaja jaja jaja, por favor Milo, yo se que necesitas esto tanto como yo, además el hecho de que estés casado no te impide tener diversión -
Milo simplemente cedió a las provocaciones teniendo relaciones con esa mujer el mismo día de su boda.

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