Despedidas

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Unos pequeños sollozos le hicieron despertar, lentamente comenzó a tomar conciencia a lo recién ocurrido, abriendo los ojos de golpe se reincorporo en el sofá, Marinette ya tenía a su pequeña en brazos y la mecía con cuidado controlando el llanto que estaba por venir.

Lentamente comenzó a acercarse a la camilla donde madre e hija se encontraban, hasta ahora Adrián no se había detenido a mirar a su hija con detalle, pequeña y de piel rosada algo pálida, a pesar de ser muy pequeña logro identificar rasgos faciales idénticas a las de Marinette, cabello rubio, a pesar de que la niña tenía los ojos cerrados no podía ver su color.

-¿Quieres cargarla?- regresando de sus pensamientos observo a la azabache que aun parecía cansada, con cuidado tomo a la bebe.- Alya dijo que sufriste un colapso y te desmayaste cuando entregaste a la bebe a mi mamá.

-... En pocas horas pueden pasar muchas cosas.- fue su única respuesta estaba claro que ninguno de los dos quería tocar el tema previo al parto.

-Voy a extrañar mucho nuestras pláticas nocturnas pequeña Emma.- Dijo Tikki.

-¿Qué quieres decir con eso?- pregunto Adrián, si bien hasta donde sabia ambos kwami siempre estaban pegados a Marinette desde su embarazo y ellos aseguraban hablar con la bebe.

-Digamos que es algo "espiritual" –hablo Plagg.- por medio de sus energías nos comunicábamos con ella, los bebes tienden a estar en un estado suspensivo entre la vida y la muerte, solo de ese modo podíamos hablar, pero ahora que ha llegado al mundo y experimenta la vida, ha perdido ese misticismo.

-En resumidas palabras Emma ya no puede comunicarse con ustedes.- los kwami asintieron a las palabras de Marinette. Eso era realmente una lástima.

Repentinamente llamaron a la puerta, los kwami se escondieron tras la almohada de Marinette y Adrián regreso a la niña con su madre y se dirigió a abrir, fuera de la habitación se encontraba Nathalie. El rubio inspecciono rápidamente, solo estaba ella no había rastro alguno de su padre; tras hacerse a un lado la mujer entro a la habitación.

-¿Puedo cargarla?- pidió, Marinette asintió con la cabeza dejando que la asistente cargara a su hija. ¿Qué nombre tiene?

-Emma.- respondió Adrián.

-Son verdes.- Dijo un tanto enternecida.

-¿Qué dices?- le pregunto Adrián.

-Sus ojos son verdes- incrédulo Adrián se acercó la niña tenía los ojos abiertos e inspeccionaba a sus padres, comenzando a sonreír ligeramente.

-Es un calco perfecto de su padre.- comento Nathalie.

-Me alegra, ya tenía miedo que se pareciera a mí.- Marinette pareció suspirar de alivio.

-Puedo saber ¿Por qué lo dices?- Marinette sonrío, a pesar de que ya le daba lo mismo que dijeran de ella, había motivos ocultos.

-Cuando niña era horrenda, mi rostro parecía un melón, a los niños les gustaba pellizcar mis mejillas, una vez me tiraron un bote de pintura roja en la cabeza y me llamaron tomate.- respondió, Nathalie y Adrián se miraron algo incrédulos por sus palabras.

-Con todo respeto Marinette.- comenzó Nathalie.- a mi parecer no eres "horrenda" como lo has dicho, tienes algo que te hace especial.

-No me considero fea, en mi infancia tal vez, pero ahora solo me da lo mismo.

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