Capítulo 4 "Renacer en un nuevo mundo"

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Pasó una semana más, y no pude hablar con Mikasa. Me daba miedo, no sabía que decirle y jamás hubo oportunidad de cruzarnos.

Así fue y una mañana fui despertado por Hitch, estábamos por arribar en la nación que nos acogería, tal vez por siempre...

-Eren... nos quitaste todo- pensé.

Mikasa apareció después con un vestido de tonos claros, muy extraño, de donde venimos jamás vi nada igual pero se veía realmente hermosa con eso.

-Es un yukata, el traje original de la nación a la que pertenece Mikasa. ¿No ha quedado hermosa?
-Si... demasiado.

No podía mirar otra cosa que no fuera ella. El viento ondeaba contra la tela y los mechones sueltos de su cabello.

Su mirada se desvió hacia nosotros, no mostró mayor gesto.

¿Ella estará bien después de lo que pasó ayer?

-Deberías cambiarte de ropa.
-Está bien, ahora regreso.

Sólo me puse mi uniforme y el saco de la Legión, aunque ya no puedo pertenecer ahí, son las únicas ropas formales que tengo aquí.

Un nuevo comienzo para mí... para nosotros... en un mundo totalmente desconocido.

¿Seré capaz de sobrevivir aquí? ¿De cuidarla? ¿Seguiremos siendo los mismos?

Regrese con ellas y sin prisa tocamos la nueva tierra, el panorama es totalmente distinto, no se parece en nada al lugar de donde vivimos por muchos años y no hay amenaza de titanes. Sólo árboles raros, un ambiente pacifico y los oficiales (de aspecto muy distinto) esperando por nosotros.

Mikasa tomó mi mano con fuerza, está nerviosa por todo esto. ¿Cómo no estarlo?

-Bienvenida sea Mikasa Ackerman, hemos esperado ansiosos su llegada.

Se inclinaron frente a nosotros y ella hizo lo mismo. Debe ser un protocolo, quizás.

Subimos a un carruaje que no era llevado por caballos, sólo por un hombre que estaba dentro del mismo.

Y los shocks comienzan...

Ella no soltó mi mano en ningún momento pero escuchaba atenta a los oficiales que no hacían más que halagarla y hablarle de esta, su nueva nación.

-Hemos llegado, señorita Ackerman.

Apretó con más fuerza.

Le ayude a bajar y seguimos tomados de la mano por lo que parecía un gran palacio, Hitch iba por su lado observando todo y hablando con las oficiales.

-Mikasa Ackerman... has llegado, hija.

Era Kiyomi esperando con una taza de té humeante, en un salón. Ella se levantó y fue hasta Mikasa para hacer la misma reverencia.

-Por favor, tomen asiento.

Había lugares para los tres y una charla acerca de lo que había pasado comenzó.

-Lamento mucho lo que has pasado pero puedes despreocuparte, ahora son parte del Clan Azumabito y no los dejaremos solos. Además veo que te sientan bien tus raíces, me alegra que uses un yukata.

Terminamos el té y Kiyomi nos llevó a lo que sería nuestro nuevo hogar. Una vivienda cerca de aquel palacio, bastante grande pero sería para los tres.

No había nada que desempacar, nada de lo nuestro para recordar... todo iniciaba de cero, éramos unos extraños en un lugar inmenso.

-Armin...
-¿Si?

Ella se asomó por la puerta, ya no lleva puesto el yukata sino algo más ligero.

-Kiyomi nos dará un recorrido de la ciudad.
-¿Justo ahora?
-No, hasta mañana. Por ahora dijo que sólo descansaramos.
-Oh gracias... oye.
-¿Si?
-Quiero hablar contigo, pasa.

Ella entró y se sentó a mi lado en el suelo.

-¿De qué quieres hablar?
-Es respecto a lo del otro día... yo me siento muy apenado contigo.
-No te preocupes, Armin... yo fui demasiado lejos, quien debe la disculpa soy yo.
-Por ese lado, no pasa nada- solté un largo suspiro- Uff Mikasa... han sido difíciles los días sin ti.
-Perdón, estaba tan avergonzada como tú.
-No volvamos a pelar. ¿Si?
-Si. Aunque no fue una pelea, tú sólo te pusiste de niña.
-¿Uhm?
-Nada, nada- se reía de forma descarada.
-No te burles o voy a...
-¿A qué?
-Te haré cosquillas.
-No, por favor. Las odio.
-Demasiado tarde.
-No, Armin... ahh Armin.

Su bella risa inundó el lugar... quizás todo sea nuevo para mí en este momento pero tengo conmigo a la persona exacta para enfrentarlo, esa risa me resulta familiar, me regresa al suelo y puedo sentirme seguro.

Ella es todo lo que tengo en cualquier lugar.

-Veo que ya recuperaste del todo tu movilidad.
-Si, me alegra haberlo logrado antes de llegar.
-¿Sigues tensa?
-Si, no sé que es lo que esperan de mí - se dejó caer en la cama - de verdad no sé que hacer... ¿Qué es lo que esperan de mí?
-No lo sé, pero por el momento podemos estar seguros aquí.
-Eren... no puedo creer que esa persona realmente fuese Eren.
-Lo hemos perdido, al igual que nuestro hogar.
-No es justo... Armin.
-Lo sé, pero buscaré la forma de arreglar todo esto. Lo haré por ti.

La tomé de las mejillas con suavidad, lo decía enserio... No había cosa que no intentará con tal de ella estuviera bien.

-Armin...
-¿Si?
-Gracias.
-Ah.. Mikasa...

Me abrazó por la cintura y dejó su cara muy cerca de mí miembro.

-Promete que nunca te irás.
-Nunca. Estaremos juntos toda la vida y más allá.

Bajé hasta la altura de su cara y besé su frente.

Este es el gesto más íntimo que puedo tener con ella, no puedo ir más allá de su ropa aunque desee sentir su piel, no puedo tomar sus labios, no puedo hacer con ella todo aquello que de vez en cuando pienso, no puedo decirle que la amo, que la necesito y es la mujer de mis sueños.

No puedo decirle que adoro su cabello negro y que son preciados los momentos en que me deja cepillarlo por ella, tampoco puedo decirle que sus labios han sido mi deseo desde que comencé a verla como mujer, tengo que cuidar mis palabras y mis acciones para que no vea más allá de la mentira que he creado desde entonces... Mikasa jamás sabrá de estos sentimientos porque sencillamente yo no soy suficiente, ella es un sueño, yo soy totalmente común.

Estoy seguro que ella no cometió el error de enamorarse de su mejor amigo como lo he hecho yo.

Querida mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora