"Y esa historia sin focos ni testigos, tan de sueños enemigos, tan posible y tan quimera, tan de noche sin fronteras, de inocencia y penitencia; de un quererse, porque sí".
Rozalén.
POV GABRIELLA
- ¿Sigue dormida?
- Sí - contesté sentándome frente a mi madre para empezar a darle el desayuno - Nos acostamos algo tarde... - ella sonrió viéndome mover el tazón.
- Bueno, si te preocupa saber si os escuché, no lo hice.
- Mamá...
- ¿Qué? - soltó una ligera carcajada - Me hace feliz que por fin tengas a alguien, Gaby. Y no te preocupes por hacerlo en casa, no tengo ningún problema.
- No quiero hablar de eso - me acerqué a ella - Esta semana va a llegar un paquete a casa, para que avises a Blanca y lo recoja.
- ¿Qué has comprado?
- Una nueva silla para ti.
- ¿Cómo? ¿Con qué dinero?
- Con los dos mil euros de la escritora. Te va a encantar - dije acercándole la primera cucharada de cereales - Está pensada para que estés estirada en la silla.
- No tenías por qué, hija - yo sólo me encogí de hombros - ¿Cómo vas con ella?
- ¿Con la escritora? - mi madre asintió masticando - Complicado. Me pone histérica muchas veces porque se piensa que por pagarme puede hacer conmigo lo que quiera. He quedado a mediodía con ella para llevarla a los campos de entrenamiento y conocernos un poco más.
- ¿Conocernos? - preguntó extrañada.
- Le dije que las cosas iban a cambiar. Si ella quería conocerme, debía de ser algo recíproco. Total, ella me necesita a mí más que yo - sonreí - Me reconoció que sus libros son una basura.
- Tampoco una basura.
- Son una mierda, mamá. Es un argumento tan pobre y triste como las escenas de sexo - mi madre sonrió - Ya verás cómo voy a cambiar eso - le guiñé un ojo.
- Seguro que sí.
- Buenos días.
Una dormida Lucía hizo su aparición estelar por el salón. Con el pelo recogido y frotándose los ojos, se había puesto una camiseta y un pantalón corto, ambas prendas de mi propiedad.
- Hola, ¿te hemos despertado? - preguntó mi madre sin poder mirarla.
- No... - sonrió acercándose - He abierto los ojos y no te he visto, así que me he imaginado que el día ya había empezado.
- Te podías haber quedado durmiendo - dije recibiendo un beso de su parte.
- Da igual. Buenos días, Rosa.
- Buenos días, Lucía; ¿has dormido bien?
- La cama de Gaby es muy cómoda - asintió sentándose a nuestro lado - ¿Usted qué tal?
- De buena mañana.
- Puedes prepararte algo para desayunar - dije dándole otra cucharada a mi madre.
- ¿Tú has desayunado? - yo asentí - Pues voy a ver qué hay...
Lucía se levantó directa a la cocina, y yo preparé otra cuchara para mi madre, pero ella me estaba mirando seriamente.
- ¿Qué? - pregunté.
- Vete a darle los buenos días como Dios manda - susurró mi madre con el ceño fruncido.
ESTÁS LEYENDO
[PUBLICADA] La verdad [siempre] duele.
RomanceBajo unos límites poco ortodoxos, Gabriella Torrent lleva una vida rutinaria e insulsa. Incapaz de abrir nuevas metas, ilusionarse con algo o siquiera soñar; vive por y para llegar a fin de mes. Sin embargo, esos límites cambiarán con una propuesta...