—¿¡Porqué tengo que trabajar con esa momia!?
—Es por el bien de la Port Mafia, Chuuya. Además, ahora que estamos en esta especie de paz o tregua, como prefieras llamarlo, tenemos que colaborar de vez en cuando para mantener la confianza.
Chuuya se encontraba en el despacho de Mori junto con el mismo y con Elise aclarando la nueva misión que debía realizar, aunque ella más bien se dedicaba a garabatear a un lado de la estancia, aparentemente externa a la conversación.
—¿¡Pero porqué yo!? ¿¡Y porqué él!?
—Simple: situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, y si eso implica que el Doble Negro vuelva a la acción, así será y no hay más que hablar. Kouyou-kun y tú iréis a un punto de encuentro en el que estarán Dazai-kun y ese tipo de los ideales tan gracioso.
—¿Y no podríamos hacer la misión Ane-san y yo? —Insistió..
—No.
—¿Ni siquiera puedo hacerla con el rubito?
—No.
—Pero y si-
—He dicho que no, y como no te vayas ya llegarás tarde, no querrás ser impuntual —cortó la conversación al ver que no se rendiría.
—Tch, si, ya me voy Boss —suspiró para después inclinarse en señal de respeto y dejar la sala.
—Ya me lo agradecerás más tarde —susurró para él mismo con una sonrisa entre sus labios.
—No creo que lo haga. —Elise llamó su atención y se giró para ver lo que había estado haciendo durante su conversación con Chuuya.
—Elise-chan~, —la llamó con un tono infantil —¿cuántas veces te he dicho que no pintes el suelo con rotulador permanente~? —Se levantó de su asiento para atrapar a la menor, quien se escapó de entre sus brazos y huyó rápidamente dejándolo solo en la gran sala.
Chuuya esperaba el ascensor para ir al garaje donde se encontraría con Kouyou cuando, al abrirse las puertas, se encontró con Akutagawa. Aquel muchacho pelinegro que parecía estar algo alborotado le detuvo antes de que pudiera entrar saliendo él del ascensor.
—Nakahara-san, tengo entendido que va a una misión con Dazai-san.
—Si, ¿necesitas algo?
—B-bueno, me preguntaba si podría acompañarle.
—No creo que sea buena idea que estés cerca de él, además, aprovechará cualquier cosa para molestarte.
—Ah, em, no es por Dazai-san —desvió un poco la mirada y tosió nervioso.
Chuuya le miró confundido, si no quería ver a la momia, ¿con quién diablos quería encontrarse?
—La verdad es que —se tapó la boca, volvió a toser un poco de nuevo y continuó —la razón da igual.
—¡Oh! —Una bombillita se encendió encima de su sombrero. —Tú lo que quieres es ir a ver al chico tigre —expresó de forma burlona con una mueca pícara en su rostro.
—¿¡Qué!? No, no es eso —negaba fervientemente con las mejillas en llamas, que resaltaban más debido a su pálida piel. —Bueno, si lo es, pero no es por lo que Nakahara-san piensa.
—Entonces explícate, pero no creo que me convenzas.
—Eeem, esto... Es un plan de alto secreto, ni siquiera usted puede saberlo.
—Oh, ya veo. En ese caso tendré que desistir. Si no me marcho ya llegaré tarde a la cafetería del edificio de la Agencia... —le indicó el lugar intentando que pareciera que no se había dado cuenta de ello.
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El sombrero de Chuuya [Soukoku]
Fanfiction"Su mirada se enfocó por un momento en los productos del escaparate y no en él. Allí, pudo apreciar un sombrero color carbón sin mayor adorno que una simple cinta marrón, pero que le daba un toque elegante".