No podía creer lo que estaba viendo, mis ojos me estaban engañando, quería gritar pero mis cuerdas vocales me estaban traicionando así como mis piernas, no me había percatado pero ya no tenia parte de ellas, un charco de sangre y tierra yacían en su lugar, no dolía, aun no, paso tan rápido que mi cerebro aun no procesaba la situación, aquel espectro frente a mi había horrorizado mis sentidos, había desmantelado mi mente y vuelto a armar sin orden alguno, una masa viscosa goteaba sangre y se expandía a través de la tierra haciendo sonidos que solo yo podía escuchar, me estaba hipnotizando, estaba atrapado fuera de mi, viendo mi muerte en tercera persona, desde otra perspectiva, sin dolor, con un miedo abrumador, con una pesadez indescriptible, deseaba morir y a la vez quería salir huyendo del lugar, aquello que empezó como un ser bajo la oscuridad se había convertido en una pesadilla, en la muerte misma, cuando estaba cara a cara conmigo sentí un hedor a sangre seca, su boca comenzó a abrirse lentamente dejando al desnudo largos colmillos blancos como el mármol, ya casi en mi cuello. Podía escuchar huesos crujir opacados por el latir de mi corazón, un dolor infinito atravesó mi brazo hasta llegar a mis ojos, mi mano toco la tierra, estaba húmeda, ya se formaba un charco con mi propia sangre, de repente deje de escuchar, deje de sentir, comencé a flotar, mi cuerpo carecía de sentidos, no podía controlarlo, todo se volvió negro, una penumbra total, un infinito vació abarco todo mi ser
- ¡¡¡Hoy Comienza tu nueva vida Stefan!!! –
Todo me daba vueltas, mi visión enfocaba y desenfocaba de manera incontrolable hasta llegar a vomitar, me encontré tirado en una cabaña al menos eso parecía con lo poco que podía reconocer.
Una persona a mi lado me sostuvo para no caer del catre donde me encontraba, llevaba un collar de oro que choco con la luz quitándome la vista al instante, sentía que el techo se me vendría abajo alterando mis reflejos a cada momento, sentía un ardor corriéndome por las venas arrancando cada nervio, retorciéndome cada músculo. Una taquicardia casi infartarte me dejo boquiabierto podía escuchar cada parte de mi ser crujiendo, palpitando, secándome por dentro, un dolor intenso aprisiono mi pecho deteniendo los sonidos... ya nada se escuchaba, mi corazón se había detenido por completo
¿Como podía seguir con vida?
-¿Y que te hace creer que sigues con vida?- replico una voz áspera con un tono de burla.
Ya pasado un mes de mi "muerte", mi cuerpo se adaptaba a esta "nueva vida", Había sido mordió por un Tzimisce enviado a explorar el territorio Búlgaro, el hambre lo dejo sin fuerzas y se vio forzado a ocultarse entre un grupo de viajeros que fue capturado por los árabes de la zona, justo cuando disponía abandonar los alrededores capto mi presencia y decidió otorgarme la segunda vida antes de que fuera sacrificado por la armada Árabe, estos estaban utilizando los cuerpos de los capturados como advertencia colgándolos destazados a las afueras de los campamentos, así el enemigo pensaría dos veces antes de atacar. El porque de que me eligiera a mi, fue al azar, estaba en el sitio y en el momento mas oportuno y desdichado para mi, la eternidad y la soledad serian mi conforte de ahora en adelante. De cierta forma mi cuerpo murió pero volví desligado de cualquier mortalidad, mis sentidos más agudizados, una fuerza excitante un renacimiento más real, una oportunidad de volver como algo más evolucionado, vestido y educado con las costumbres que mi mentor un Viejo de tez pálida, cabello canoso y ojos cafés me inculco fui rebautizado con el nombre de Stefan Ivanok , Bajo la tutela de los Ivanok, Un Clan Tzimisce que se especializaba en el aprendizaje de las artes anatómicas y la "transformación física", aprendí las artes del lema del clan
"Los que poseen el verdadero poder rara vez necesitan usarlo.
Hay muchos de nosotros Que no conoces y nunca conocerás".
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Stefan (el Tzimisce de Bulgaria)
VampireCuando las heladas tierras del pasado hacen estragos y el invierno te arrebata todo a tu alrededor por el abrazo desconsolador de la muerte solo queda resignarse y esperar tu turno para morir. Para Stefan la hora había llegado. De manos de un descon...