parte24

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Hermione no podía negar que estaba deseosa porque la tomara pero su dignidad y orgullo eran más fuertes. Así que se puso de pie cuanto antes.
Sacó su varita - Alejese de mí Profesor.
- Aunque uses tu varita no podrás salir de aquí. No sin mí, y yo no quiero que te vayas.
Vamos preciosa, baja la varita que me muero por enseñarte una vez más cuán diestra es mi varita y no precisamente la que compré en Olivander.- le dijo sonriendo con malicia.
Ella continuaba con varita en mano y él con sus ojos recorría con codicia su cuerpo, aquel camisón a pesar de estar despertando sus más ardientes deseos se estaba volviendo un obstáculo para sus ojos y manos.
Caminó lentamente hacia ella y cuando estuvo lo suficientemente cerca trató de acariciar su rostro pero ella le puso l varita en su cuello amenazante, ejerciendo poca presión provocando que la piel se undiera un poco.
- ¿Vas a matarme Hermione?
Si es lo que quieres, hazlo, yo ya estoy muerto sin tí.  Ella mantenía su rostro endurecido, lo amaba pero ése hombre que tenía de frente le había hecho mucho daño. Solo había esperado una cosa de él y al parecer él no estaba dispuesto a darsela.
Él movió su mano lentamente tomando la de ella haciendo que bajara la varita.
Con su pulgar roso sus labios.
- Vamos chiquita, te deseo y sé que tú a mí.
Él le dió un beso succionante en la barbilla y descendió a su cuello, allí permaneció unos segundos hasta que ella reaccionó empujándolo.
- No me toques.- le dijo con tono fuerte.
Él la miró enfurecido, ya se estaba cansando de todo esto.
-¿Que no te toque? No quieres que yo te toque pero permites que cientos de tipos fantaseen contigo cuando te subes a ese escenario. No quieres que te toque, cuando bailas con poca ropa y los hombres pagan por verte casi desnuda.
Ahora tienes mucha  moral ¿No? cuando te has comportado todo este tiempo como una...
Ella lo miró a los ojos esperando.
- Continúa Severus.
Él no soportó su mirada y cambió la vista- Me insinuaste que no fuí el único ¿Que quieres que piense entonces, trabajas en un lugar que...
Ella se sentó en la cama dándole la espalda.
- Si así piensas ¿Porque quieres acostarte conmigo?
Él se sentó al otro lado de la cama dándole la espalda.
- Estoy cansado de todo- dijo.
- Yo también.
- Pero no puedo luchar con el deseo que siento por tí. - dijo él
La maldita profecía me hace desearte y codiciarte cada día más.
Ella rió negando con la cabeza.
- ¿Es acaso que tú ya no me deseas?
- Lo hago.
-¿Entonces?
- Pasó a mayores.
-¿Qué?
- Snape cada vez que haces referencia. La profecía que nos une la llamas "maldita" odias cada una de las palabras que fueron destinadas a nosotros.
- porque nos obligó a...
-¿A estar con alguien que no querías?
- ¿Acaso tú querías estar conmigo? Porque sabes perfectamente que no es cierto.
- No, no quería pero...
- ¿pero?
- Cuando me enteré de la profecía, al principio no lo aceptaba, no porque fueras tú, si no porque me había quitado la capacidad de escoger. Cómo si me obligara.
- Es lo que hizo nos obligó.
- No, Severus, la profecía no me obligó.
Cuando Dumbledore me preguntó si sentía algo por tí...
- Le dijiste que nada, lo recuerdo bien.
- Sí, luego comencé a enumerar las razones por las cuales te admiraba y le dije que  te tenía cariño. Un cariño que ya estaba ahí un cariño fingido, algo que inventé para ocultar lo que verdaderamente sentía, porque luché mucho tiempo contra eso sin darme cuenta. No me había fijado en ninguno de los detalles, quizás mi mente quiso obviarlo y evitarlo porque parecía imposible.
-¿Que dices, de qué hablas?
- De que creo que estaba enamorada de ti desde mucho antes de la profecía.
- No, estás confundida.
- Al principio pensé lo mismo. Luego hice una instrospeccion y me dí cuenta, cada vez que me esforzaba por ser la mejor en tu clase, buscando tu aprobación, buscando que me notaras. La angustia que sentí cuando fuiste mordido por esa serpiente y te creí muerto yo... Siempre estuvo ese sentimiento y no me dí cuenta.
- No puede ser posible, estás confundida, de haber Sido así porque no lo dejaste ver, no lo exteriorisaste.
- ¿Es que de qué iba a servir?
Es decir ¿Quién era yo? ¿Acaso tenía alternativa, alguna oportunidad? Era solo la amiga de Harry Potter, el hijo de uno de los hombres que más detesto, hijo de la única mujer que a amado, la insufrible sabelotodo de Gryffindor, la sangre sucia, la misma de la que usted se burló por sus dientes de castor.- dijo ella triste.- era obvio que no había oportunidad, no con usted odiandome.
Él pasó sus manos por su cara.
- Sé que las cosas siguen igual. Por eso sigue viendo a Lilly en el espejo, por eso visita el callejón nocturno, por eso siempre dice "La maldita profecía" para usted es horrible todo esto. Odia esta profecía porque lo ata a mí.
- No puedo estar contigo esta noche Severus porque en efecto te deseo pero también te amo y aunque la profecía me empuja a estar en tus brazos, me niego a hacerlo porque deseo estar en lo beazos de un hombre que verdaderamente me ame y no de un hombre que me ve solo como un pedazo de carne.
- Hermione yo...
- Cuando bebí la poción para convertirme en  Ginny te referías a mí como un "bombón" dijo que no estaría conmigo porque tenía un futuro brillante. Y es que fuera de mis atributos externos y mi coheficiente Intelectual no hay nada en mi persona que  a usted le agrade. No hay nada que ame de mí y mucho menos ahora que me considera una cualquiera.
- Las cosas no son así Granger. No la considero así pero debe aceptar que ese lugar y sus acciones no son los ni las mejores para una joven como usted. Sí fue difícil para mí come le dije una vez por la diferencia de edad y porque yo no he Sido un buen hombre, tengo mis demonios y mis pasados obscuros.
- Sabes que conozco tú historia y eso no me importa en lo más mínimo.
- A tí no pero a mí sí.
- No quiero que la gente hablé de tí ni te juzguen por estar a mi lado.
- Nos une una profecía y eso es sagrado en el mundo mágico.
- ¿Y tus padres, lo entenderian?
- Lo aceptarian.
Él se puso en pie y se arrodilló frente a ella.
Tomó sus manos.
- ¡Hermione!
Esto es complicado.
- Sí lo es. Pero creo que eres tú quien lo complicas.
- Hermione de verdad quiero estar contigo, necesito tenerte, te quiero conmigo.
¿Entiendes?
- Lo entiendo, me pasa igual.
Él la besó.
- pero... ¿Severus?
- ¿Sí? - dijo él mientras la miraba a los ojos y sostenía su cara con ambas manos.
- ¿Tú me amas?
- Te quiero y eso lo sabes.
- No fue lo que te pregunte, te pregunte si me amas.
Él se quedó en silencio mirándola.
Pasaron alrededor de veinte segundos.
Ella removió las manos de él de su rostro con tristeza agachando la cabeza.
- Bien , entiendo.
- Lo siento, yo... Supongo que deseas irte, quitaré los hechizos.
Él se puso de pie, quitó los hechizos. Y volteó a verla.
- Ya está.
Dijo él sentándose nuevamente en la cama y dándole la espalda. Puso sus codos sobre sus rodillas para sostener su cabeza y cerró los ojos.
Ella se arrodilló ante él y removió sus manos, él la miró sorprendido. Ella acarició su rostro, el cerró sus ojos disfrutando de su toque.
- ¡Perdóname! Mi niña.
- Severus, me quedaré contigo esta noche, será la última vez. -dijo ella mientras dos lágrimas bajaban por sus mejillas.
- No, es mejor que te vayas.
- Deseo estar contigo esta noche Severus, amor mío.
- Yo soy un maldito, un imbécil, debes irte, escapar de mí.
- Quiero quedarme a tu lado.
Él se levantó molesto, no la merecía y una vez más tenía que alejarla. Se levantó de la cama y la tomó del brazo fuertemente haciendo que ella se levantara del suelo.
- ¿Eres sorda? He dicho que te vayas. Abrió la puerta y la empujó hacia afuera.
Los ojos de ella se llenaron de lágrimas.
- ¿Porqué no puedes amarme?
- Porque soy una basura, ahora vete antes que te haga más daño.
- ¡Adiós Severus Snape!

Hasta aquí el capítulo. Culminará pronto está historia por eso es algo corto. Espero de verdad les guste. Bendiciones

 La profecíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora