Los días pasaron y se convirtieron en semanas. Ella permaneció en su trabajo ya no lo hacía por sentirse hermosa o fuerte lo hacía para mantener la mente ocupada y no pensar más en él, en lo que pudo haber Sido si él la hubiese amado.
Mientras en Hogwarts...
- Tómate unos días Severus, no tienes buena pinta.
- No los necesito Albus, estaré bien en cuanto me tome algunas pociones.
- Severus no creo que esto tenga que ver con una enfermedad.
- ¿De qué hablas?
- Que me parece que ya la profecía te está consumiendo, tienes que decirle a la señorita Granger lo que sientes.
- Ella no merece a un tipo como yo. Merece muchísimo más.Pasaron unos días más y...
- ¿Cómo sigues Severus?
Ésta maldita enfermedad, me está matando. He tomado ya muchas pociones, incluso las he mezclado y nada, no sé qué diablos tengo, siento que envejezco sin remedio, que mi cuerpo se está entumiendo y no responde a mis comandos.
- Es porque no estás enfermo. Severus creo que estás muriendo lentamente. Es la profecía, debes hablar con Granger y decirle la verdad, dile que la amas.
-No haré tal cosa. Si muero que muera.
Ame a Lilly y eso solo trajo dolor y muerte. No le haré lo mismo a ella.
- Creo que no has entendido la complejidad del asunto. La profecía dice que uno no podrá vivir sin el otro. Me parece que lo que quieres evitar no lo podrás evitar si sigues con esa actitud. Si tú mueres ella lo hará al poco tiempo por no tenerte.
- ¡Maldita prof... - Entonces recordó las palabras de ella."Siempre te refieres a la profecía como maldita"
Era cierto, la llamaba "maldita" cuando do era la mejor cosa que le había sucedido en la vida.
Trató de ponerse en pie, pero no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo y la taza de té caliente que sostenía se quebró en el suelo.- Te llevaré a la enfermería - le dijo Albus.
- Ni se te ocurra, no permitiré que ningún mocoso me vea así.
- Entonces buscaré a la señorita Granger.
- No, aún no. Tengo que pensar que haré, que le diré.
- Está bien pero no tardes mucho en decidirlo, no puedes darte ese lujo.
Te levitare hasta tus apocentos.Ya recostado sobre su cama...
- Te dejaré para que descances.
- Albus, antes de que te marches, hazme un favor. En el armario, un cofre.
- Aquí está.
- ¡Gracias!
Cuando Albus se marchó...
- Aqquio llave!- una llave voló a él.
Abrió el cofre lentamente, lo primero que sacó fué una foto de su madre. Sonrió al verla. La colocó dentro nuevamente. Luego sacó una caja aterciopelada verde oscuro y dentro un anillo hermoso de oro con un brillante de color negro y verde mezclados.
Dejó el anillo a un lado. Tomó un pequeño trozo de pergamino doblado y lo abrió, al hacerlo una foto cayó. La peliroja se veía radiante de felicidad, sonreía, el viento movía su larga cabellera y al final le lanzaba un beso. Colocó la foto en el respaldo del cofre para poder verla bien mientras leía aquel pedazo de pergamino.
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La profecía
RomanceNo se puede luchar con el destino, con lo que está escrito y Severus Snape tendrá que entenderlo.