Los días pasaron, se hicieron semanas, el ignorarse el uno al otro se volvió cotidiano.
Sufrían claro, pero era mejor el sufrimiento por no tener al otro que el sufrimiento causado por palabras hirientes que se decían en cada acercamiento.
Hermione contaba con seis endosos de profesores para adelantar su salida de Hogwarts.- ¿Quién faltará por otorgartelo?-le preguntaba Ginny a Hermione.
- No lo sé, el profesor Dumbledore nunca revela nada.
- ¿Será Snape?
- No, ya no es mi maestro así que no tiene voto en todo esto.
- ¿Entonces quién podrá ser?
- No lo sé, todo el asunto está ermetico.En la oficina del director...
- ¿Cómo es posible? La noche de anoche era perfecta para ustedes. ¿Qué fue lo que salió mal Severus?
- Nada entre ella y yo puede darse. Está cargada de resentimiento. La he herido muchas veces y está decidida a olvidarme y yo creo que es lo mejor.
- Ustedes son solo un par de tontos, bueno si no aprenden por las buenas será por las malas supongo.
-¿Porque lo dices?
- Porque solo dos tontos como ustedes creen que pueden luchar contra una profecía y no sufrir las consecuencias.
Pueden tratar de estar separados y luchar contra esto pero el sufrimiento será mayor si están separados que todo lo que han sufrido hasta ahora.
- Estoy acostumbrado a sufrir.
- ¿Y ella, te has preguntado por ella?Severus no dijo nada.
Luego preguntó...
- ¿Te han entregado ya todos los endosos?
- Solo falta uno.
- Por favor Albus detén esto, sé que yo mismo la he estado alejando pero no quiero que se vaya antes. Necesito verla, saber que está bien.
- No puedo detenerlo, además tendrá que irse algún día.Severus se levantó y fue directo a la puerta para marcharse.
-¡Severus!
- ¿Qué?
- Inténtalo una vez más.
Severus negó con la cabeza y se fué.Severus salió algo molesto y defraudado de la oficina del director, cruzaba el pasillo cuando vió una pila de libros andante que de pronto fueron cayendo como en cámara lenta, la persona que los llevaba había tropezado con un par de zapatillas rojas de cordones blancos.
-¡Ouhhhh!
- ¿Está bien Granger?
- No, ouch, creo que me torsi un tobillo.
- Espere no se mueva, déjeme revisarla. - Severus intentó remover su zapato para verificar su tobillo pero ella volvió a gritar.
- Ouchh, no por favor me duele.Albus Dumbledore salía de su oficina y se encontró la escena.
- ¿Qué sucedió?
-Tropezo con... ¿Qué es esto?- dijo tomando aquella zapatillas rojas de cordones blancos.- Me parece que son las zapatillas de Luna, alguien a estado escondiendo sus cosas por todo el castillo.- dijo la castaña quejándose de dolor.
- Creo que deberías verificar ese tobillo Severus, lleva a la señorita Granger a
Las mazmorras debes tener alguna poción que ayude con eso.
Señorita Granger no se preocupe por sus libros, se los haré llegar a su habitación. Pronto Severus, no queremos que se inflame.Severus intentó ayudar a Hermione a ponerse de pie pero la chica se quejaba de dolor, por eso no lo pensó dos veces y la cargó en brazos.
Todos los miraban en los pasillos, era muy raro ver a Snape llevando a una leona en brazos. Se escuchaba un cuchicheo pero Snape se sentía dichoso al tenerla en sus brazos aunque fuera herida por tanto los cuchicheos no le afectaban.
Hermione por su parte, aunque su tobillo dolía, se tomó el tiempo para aspirar el aroma que su amado Profesor despedía. Sin darse cuenta acercó su nariz al cuello del Pocionista con esto provocó que se formara una sonrisa en los labios de Snape.
Llegaron a las mazmorras, Snape la depositó delicadamente sobre el sofá de su despacho.
- Ouch! Se quejó la chica.
- En un minuto estaré con usted Granger. Comenzó a rebuscar en su armario, sacó varios frascos de pociones y un envase. Vertió las pociones dentro del envase, luego echó un tipo de pasta y comenzó a mezclar. Hasta que se formó una pasta espesa, grisácea y caliente.

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La profecía
RomanceNo se puede luchar con el destino, con lo que está escrito y Severus Snape tendrá que entenderlo.