FIN DEL FUEGO

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Nos enteramos de la noticia de que aquel dragón que encontré en las montañas de Grexit había fallecido y en su lecho de muerte había retoñado un árbol con un tronco excelente, unas hojas hermosas y unas ramas maravillosas. Sin perder mucho tiempo comenzamos el viaje para poder obtener mi tan necesitada Varita de Dragón.

Viajamos las horas necesarias para poder encontrar al dragón del cual tomaría mi varita, fue un camino extenuante y agotador pues no sabíamos con exactitud donde habían quedado los restos de aquel buen amigo. Pasamos la noche en el bosque pues no reconocíamos el lecho de muerte de aquel dragón, no habían pistas, ni tampoco algún indicio de donde habían quedado los restos de el.

A la mañana siguiente y cuando ya toda esperanza estaba por dejar nuestros corazones una luz ilumino mis ojos y dificultaba mi visión y supe instantáneamente que se trataba de aquel dragón intentado avisar donde se encontraban sus restos. Corrí rápidamente donde desprendía dicha luz y si... efectivamente era un árbol frondoso, lleno de pajarillos de colores, flores de diferentes olores y un tronco fuerte y resistente. De pronto se desprendió una de sus ramas y cayo justamente a mis pies, entendí que se trataba de mi varita y la tenia que esculpir a mi manera y necesidad. Comenzaría un trabajo el cual tiene que ser realizado en el mismo sitio donde recogí la rama, comencé a pulir la rama con tanto cariño y tanto amor cuidando de cada detalle para que fuera una de las mejores. Pasé tarde y noche esculpiendo mi varita y cuando ya agarró la noche, frente a la hoguera continuaba. A la mañana desperté en mi tienda de camping y en mis brazos tenia ya mi varita terminada, salí corriendo y me ubiqué en frente las cenizas de la hoguera y justo allí ya me esperaba Miguel y Elías, note que el tenían unas piedras de colores en sus manos y comenzaron a formar un círculos con las mismas y me pidieron que entrara en el. Comencé a sentir como se desprendía una parte de mi y se incrustaba en la varita, Elías tomó una piedra negra y la puso en el orificio que me pidió dejar justo al comienzo de la varita y se incrusto con tanta fuerza que parecía que por nada del mundo se desprendería, empezó a brillar tan fuerte que tuve que levantarla hacia el cielo pues pensé que me quedaría ciega con tanto resplandor. Un aire turbulento envolvió el lugar levantando las cenizas de la hoguera y me cubrió por completo, luego sentí como algo se impregnaba en mi cuerpo y cuando abrí los ojos pude ver un vestido negro largo, mis manos eran blancas con uñas largas y tenia una corona negra, sentía tanto poder que no sabia como contenerlo. Elías me dio unas instrucciones las cuales serian de vital ayuda para aprender a controlar la fuerza de mi ser para si no lastimar a otro ni mucho menos lastimarme a mi misma.

Viajamos de camino a casa y me sentía emocionada y con tantas ganas de poder probar mi magia en alguna cosa pero recordaba las palabras de Elías advirtiéndome que no era correcto que me excediera con el poder. Pude notar que todos estaban cansado pero yo era la única que no tenia sueño, pase todo el tiempo de viaje despierta admirando el paisaje que parecía envolvía el tren, permanecí despierta hasta llegar a casa y fue hay donde me dio sueño y descanse. Antes de dormir agradecí al Dragón por tan hermoso detalle y juré en su memoria que ayudaría a los demás en su nombre.

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