Decidimos ir preparados al duelo que le habían propuesto a Elías, prepare varias pociones de curación y varios hechizos de protección, sin embargo desconocía cuando poder tenia mi varita y mucho menos si los conjuros de ataque funcionarían pues no estaba lista para usarlos si el caso lo amerita. Elías estaba sumiso, tranquilo y pensativo como si no hubiera un rastro de miedo en su ser, sin embargo Miguel tenia un sudor frio y una cara pálida por tan abrumador evento que íbamos a pasar.
Llegamos al castillo donde se llevaría a acabo el suceso, tomamos posiciones para estar precavidos y que no resulte ser una vil trampa. Elías percibió un olor a magia negra y reconoció que debíamos tener mucha precaución por que podíamos salir heridos. Comencé a invocar de la madre tierra pequeños golems hechos con piedras que del piso del castillo habían, los cuales nos ayudarían si había más de un enemigo. El lugar se lleno de un silencio abrumador pero la concentración que teníamos no dejaba que nada nos perturbase pues seria terrible si nos atacan con la defensa baja. De repente pudimos ver que de la puerta de aquel catillo salía un pequeño hombre, caminaba despacio y llevaba un báculo con el que se apoyaba para no caer. Cuando logró ponerse en frente de Elías comenzó a dirigirse hacia él diciendo - Han pasado muchos años desde aquel entonces mi querido Elías. En lo que Elías respondió un tanto molesto. - ¿Quién eres y qué quieres de mi?. - Es una pena que no recuerdes a los viejos amigos. Dijo el anciano. Cuando pude darme cuenta, el báculo que tenia aquel anciano comenzó a brillar y con el un resplandor inmenso nos dejo ciegos a todos, para cuando recobramos la vista vimos a un hombre con un traje rojo, con colmillos grandes y cachos en su frente. Tenía el Báculo y lo usaba como varita para defenderse, pude notarlo por como agarraba aquel instrumento. Elías estaba paralizado, no podía mover ninguna de sus extremidades y me acerque a él para apoyarlo. Pedí a los golems que nos rodearan para cubrimos por si el sujeto lanzaba algún tipo de ataque y vi que Miguel se puso frente a nosotros mientras sacaba su espada. Traté de que Elías recobrara la noción pero fue casi inútil. Me explico que esa batalla estaba perdida pues el sujeto que estaba frente a nosotros era el mismísimo Mago Oscuro, Rey de los Demonios y poseedor de Báculo sagrado quien fue robado desde le mismísimo templo. Sin perder tiempo me levante y le pregunte al Mago Oscuro que quería de nosotros quien me respondió que nada, pues lo único que necesitaba era el alma de Elías quien le hacia falta en su colección por la gran acumulación de magia que tenia por el pasar de los años como mago que tenia él. Le dije que para lograr eso tenia que pasar por mi cadáver, pero fue inútil pues lanzo un conjuro que termino enviándome varios metros lejos de Elías quien se encontraba aun en el piso por tan abrumador suceso. Miguel por otra parte intento incrustar su espada en el cuerpo del Mago Oscuro pero fue en vano pues poseía una fuerza impresionante. Tomé valor y pedí a los golems que comenzaran atacar al Mago Oscuro mientras escapábamos de aquel lugar, pues sabia que si nos quedábamos moriríamos. Traje a Miguel junto a Elías e invoqué el conjuro de tele transportación el cual nos llevara frente a la casa donde vivíamos para estar más seguro. Y tal como lo planee todo funciono a la perfección, pero antes de teletransportarnos pude escuchar que le Mago Oscuro decía... - No podrán ocultarse de mi, los encontrare y sus almas arrancare y gobernare esta tierra.
