Capítulo 14 ❤

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Cariza.

—Eres un deseo incontrolable— susurra besando mi cuello, su miembro roza mi entrada, mi cuerpo lo reclama con ansias, realmente estoy quedando loca, no sé si estaba con otra y yo.

—No dejes que tu cabeza piense cosas que no son, eres la única— Oh Dios como si leyera mi mente, me está aclarando mis dudas, sólo soy yo.

Su lengua lame mis labios, mi cuerpo tiembla bajo el suyo, su olor es embriagante, cada beso proporcionado por el me excita, lo amo como si lo amara desde siempre, sé que mi primer amor fue Max pero me he dado cuenta que el amor que le tengo a Arthur es más fuerte que cualquier cosa.

—Estas deliciosa Esposa, tu eres perfecta no te comparo con nadie.

Sonríe feliz por sus palabras, me encanta todo lo que me dice me enciende como una chimenea en fuego alto.

Sus manos bajan hasta mi nalga y las azota, su forma de tener sexo es un tanto brusca pero eso ya no me importa, me estoy acostumbrando a lo rudo, ahora lo que quiero es que me penetre de una jodida vez.

—¡Arthur!—gemí mordiendo su torneado y fuerte hombro.

—Dime que me deseas tanto como yo te deseo a ti—pide con la voz agitada.

—Te deseo mi amor— respondi al borde del colapso, su boca atrapa la mía, succionando mi lengua. Araño su espalda ancha, Arthur se aleja de mí, y me mira con las cejas levantadas, desvió la mirada de él y miro su gran pene, grueso, largo y duro.

Ríe burlón, al ver como inspecciono su pene. Se acerca y levanta mis caderas.

—Te voy hacer gritar mi nombre.

Trague saliva por su comentario, podría ser cierto. Su duro pene roza mi entrada lo mueve alrededor de mí ya mojado sexo. Jadeo cerrando los ojos, sé que él está jugado conmigo, en este instante pero no puedo aguantar más lo quiero dentro de mí. Empujó mi cadera a su ritmo, su mano levanta mi pierna hasta elevarla a su hombro y de un golpe me penetró, grite por su rápida invasión.

Mientras me penetra su mano masajea mi clítoris, me muevo como jamás pensé hacerlo. El deseo lujurioso es incontrolable, cada embestida de su parte es ver las estrellas del cielo, brillosa e iluminada. De un rápido movimiento estoy de espaldas mi trasero está pegado a su pecho, me azota las nalgas con fuerza, aprieto los dientes para no gritar, es doloroso y excitante a la vez, nuevamente me penetra, mordisquea el lóbulo de mi oreja, su boca húmeda se desliza por mi cuello sube a mi mentón lamiando mi rostro, tiro mi cabeza recostándome en su hombro.

—Te gusta lo rápido, cierto.

Asentí mordiendo mis labios.

—Eres mía, lo sabes—replicó con voz ronca.

Quiera o no lo soy, soy suya.

—Arthur más rápido— le pedí exigente al sentir como bajo el ritmo de sus embestidas.

—Estoy para complacerte Esposa.

El cuerpo me tiembla por cada embestida, las manos de él sujetan mis pezones los pincha con sus dedos. Nuestros gemidos eran fuertes dentro de la cálida habitación que compartimos.

Arthur se recuesta sobre la cama, ahora me encuentro encima de él cabalgando, aprieta mi cadera moviéndolo con rapidez, puedo notar sus ojos verdes brillar al disfrutar.

—Móntame mi amor, quiero que bailes encima de mí.

Pongo mis manos en su hombro y me muevo con una rapidez que ni yo misma se cómo lo hice. Mis pechos son mordidos por él, los chupa y mordisquea, su lengua es una maravilla. Me deleito al sentir su húmeda boca bajar hasta mi vientre.

ESPOSA MÍA. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora