Noa
Todo lo ocurrido esa noche, hizo que no pudiera dormir. Demasiadas emociones concentradas en un solo día. La pelea, Oliver, Élet, el beso...
Era un manojo de nervios que no paraba de dar vueltas y más vueltas dentro de la cama. Solo podía contar las pocas horas que quedaban para que saliese el sol.
Pero al día siguiente nada había mejorado. Me lo pasé con miedo a cruzarme con él. No sabía qué hacer si me lo encontraba, ni cómo iba a reaccionar.
¿Me ignoraría como muchas veces antes ya había hecho?
¿Haría como si nada hubiese ocurrido?
O a partir de ese momento, ¿todo iba a cambiar entre nosotros?
Eran muchas las preguntas, dudas y pensamientos que se arremolinaban en mi cabeza.
Por suerte para mí, durante ese día, no nos encontramos ni una sola vez. Parecía que se había evaporado. Aun así, intenté pasar desapercibida la mayor parte del tiempo. Me lo pasé en mi dormitorio leyendo e intenté hacer siestas, pero mi mente no paraba de pensar y no me dejaba concentrarme.
El aburrimiento y el cansancio pudieron conmigo, parecía un zombi deambulando por casa.
Estaba demasiado cansada, así que cuando se empezó hacer de noche, me acosté más pronto que nunca. El agotamiento que llevaba acumulando durante días, hizo que me sumergiera en un profundo sueño.
Desperté a la mañana siguiente entre sudores fríos y malos recuerdos. Debí de haber tenido varias pesadillas, aunque no recordaba nada de ello.
Me levanté de la cama sin ganas. Sin mirar que hora era, fui directa al baño a darme una ducha larga y relajante. Tenía los músculos tensos y me sonaban las tripas de no haber cenado la noche anterior.
Necesitaba desayunar algo. Al bajar a la cocina, vi a mi tía trasteando en ella.
— Buenos días cielo. ¿Has descansado bien? — me preguntó mientras alcanzaba una taza.
— Buenos días. Si, hoy estoy mejor. — le sonreí al ver lo feliz que estaba.
Sin tener tiempo a preguntar si quedaba algo del desayuno, dejó delante de mi un plato de tortitas y una taza de café. La miré con una sonrisa en la boca, por saber muy bien lo que necesitaba en esos momentos. Pocos segundos después ataqué aquel maravilloso desayuno.
— Cielo, ayer te dejaste el móvil en el salón — dijo mientras me lo tendía — Lleva horas vibrando...
— Estaba tan agotada, que ni me acordaba de él... — dije entre sorbos de café.
Mientras devoraba las tortitas, me puse a revisar las notificaciones. Tenía tres chats de WhatsApp con mensajes. Uno de Hannah, uno de Oliver y uno de un grupo nuevo, al parecer de las chicas.
Empecé a leer por el más reciente, el chat del grupo. Habían más de 50 mensajes, lo ojeé un poco por encima, con pereza de tener que leer detalladamente tanto comentario. Al parecer el tema principal de la conversación era sobre una fiesta.
Como no, pensé. Desde que las había conocido la mayor parte del tiempo hablaban de ello. Esta parecía ser distinta a las demás, aunque aún faltaba mucho para que se celebrase, iba a ser épica, según las palabras literales de Emma.
En los últimos mensajes comentaban que esa misma tarde, iban a ir al partido de vóley de los chicos que se celebraba en la playa.
Sin responderlas, proseguí a leer el siguiente chat de Hannah. Varios mensajes del día anterior se abrieron ante mis ojos.
ESTÁS LEYENDO
SIEMPRE © (+18)
RomanceSinopsis: Noa es dulce y tímida. Élet es conflictivo e irritante. Dos almas opuestas, con un pasado desgarrador. ¿Pero qué pasará cuando el destino cruce sus caminos? Y cuando la verdad salga a la luz, ¿Serán capaces de perdonar? Una histora de amo...