Narra Olivia.
Cuando ya volvíamos a casa, hacía más calor que antes, entonces me remangué la camiseta y me la agarré con el sujetador, de manera que mí tripa quedaba al aire y así se estaba mucho mejor la verdad.
–Oye Sarah, ¿queda mucho?– pregunté. No aguantaba más con este calor.
–Unos 10 minutos, pero se pasan rápido.– dijo en tono esperanzador.– Ya te acostumbrarás.
Eso espero porque allí en Londres no hacia tanto calor, se estaba la mar de a gusto, pero aquí creo que me acabaré derritiendo.
A medida que ya iba quedando menos, empecé a pensar, no se porque, en mi nuevo vecino.
–Oye,¿y tus hermanos?– me preguntó interrumpiendo mis pensamientos.
–Eh supongo que estarán en casa, y sino, pues ya aparecerán.– respondí.
–Bueno, pero vendrán a comer ¿no?
–Yo que sé, y si no que se alimenten a base de hormigas y gusanos.
–Ala, Oli que mala eres.
Nos reímos las dos. Creo que a ella también le gustan mis hermanos. Seguíamos las dos hablando y cada vez me caía mejor, no es como parece.
Estábamos tan sumergidas en la conversación que ni me di cuenta que ya se veían las casas y a cierto vecino viniendo hacia nosotras. ¿PERO ESQUE NO HAY SUFICIENTE CAMPO Y CAMINOS PARA QUE VENGA HACIA NOSOTRAS? Me di cuenta de que llevaba la camiseta remangada aún, así que rápidamente me la solté y la deje larga.
–Mira ese que viene por ahí, es el vecino.– me informó.
Como si no lo supiese...
–Hola chicas, ¿que, de paseo?– dijo el en tono vacilón.
No, haciendo submarinismo, no te jode.
–Sí.– contestó mi hermana.
–Bueno ¿no me vas a presentar a tu amiga?
–Soy Olivia, su hermana.– contesté un poco borde.
–Yo Nacho, encantado.– Nos dimos dos besos y me guiñó un ojo, yo sonreí y se fue. ¿Por qué he sonreído? Sarah se estaba riendo.
–¿Y tu de que te ríes?
–De vosotros dos.
–A ver, ¿y por qué?
–Pues porque es obvio que a él le has gustado, y tu le hablas mas seca que el Sahara.
Creo que tiene un poco de razón, siempre he sido muy borde y seca con la gente que no conozco y eso me dificulta un poco tener amigos. Allí en Londres solo tenia a Emma, a la que echo mucho de menos y no hace ni un día que no la veo.
Cuando llegamos a casa fui directamente a la habitación. Me cambié rápidamente de ropa. Me puse una pantalón corto del chándal negro y una camiseta básica azul de tirantes, cogí unas chanclas de mi hermano Rubén, las cuales me quedan como zapatos de payaso, y bajé al salón dónde estaban Sarah, Connor, mis hermanos y un niño súper monísimo, no tendría más de 6 años. Es rubio y con el pelo alborotado, ojos verdes y me daban ganas de morderle los mofletes.
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My sister and I.
Teen FictionOliva se tiene que mudar de Londres con sus dos hermanos mayores a Madrid donde vive su padre con su actual familia formada por cuatro hijos. Sarah tiene que intentar congeniar con Olivia ya que son las únicas chicas. Juntas harán más llevadera la c...