My sister and I.

Capítulo 18.

Narra Sarah.

Estaba con Oliva en mi habitación arreglandonos un poco para salir porque llevábamos unas pintas que parecía que no nos habíamos duchado en años cuando suena el timbre.

–Voy yo.– le dije a Olivia ya que ella estaba todavía en el baño y yo ya me había arreglado.

Bajé las escaleras y abrí la puerta. Vi a Nacho y detrás a su amigo, madre de mi vida y de mi corazón... como está.

–Olivia todavía se esta arreglando. Vamos a tener que esperar un rato.– dije mirando a Nacho tartamudeando.

–Vale. Bueno este es Raúl.– me dijo señalando a su amigo.

–Hola.– le dije con una sonrisa. Creo que parezco tonta.

–Hola.– me contestó y se acerco a darme dos besos.

–Bueno, voy a buscar a Olivia que ya está tardando mucho.– dije para irme y evitar poneme más roja de lo que ya estaba.

Subí corriendo las escaleras y me encontré a Oli que estaba a punto de salir por la puerta.

–Madre mía, ¿pero como no me has dicho que el amigo de Nacho está tan bueno?

–¿Qué? ¿Esta bueno? Pues mira ya tenemos una cita doble.

–¡¿CÓMO QUE UNA CITA DOBLE?! – de repente apareció Rubén en la habitación.

–Pues sí, y nos vamos ya.– le contestó Olivia.

–Si claro, vosotras no os vais con esos dos pintamonas ni de coña.

–¡HASTA LUEGO!– y salimos corriendo hacia la puerta.

–Ya era hora maja.– dijo Nacho bromeando. Ambos se sonrieron y se besaron.

Raúl y yo nos miramos y tuve el presentimiento de que la noche seria larga.

–Bueno, ¿dónde nos vais a llevar?–pregunté.

-A Tommy Mels.– dijo Raúl.

Madre mia que sonrisa, y que voz...

–Pero, ¿habréis reservado no?– dijo Olivia.

–Si si.– repuso Raúl.

Mientras íbamos caminando se creo un silencio incomodo entonces.

–¿Cuánto pesa un oso polar?Lo suficiente como para romper el hielo.– soltó Olivia así porque sí.

Todos nos empezamos a reír hasta que nos dolió la tripa porque no venia a cuento, pero la verdad, que si que rompió el hielo, sí.

–Oli, dimite por favor, dimite.– dijo Nacho.

A partir de ahí empezamos todos a hablar hasta que llegamos al Tommy Mels. Había una cola del copón.

–Menos mal que hemos reservado.– suspiré.

–Si venga que tengo un hambre...– comentó mi hermana.

–Oye pero que todavía no hay hambre que son las 10.– dijo Nacho.

–Pues nosotras sí, así que vamos entrando y pidiendo y vosotros cuando veáis.– propuse.

–Pero con lo bien que se esta aquí al fresco.– añade Raul.

–Nosotras entramos, vosotros haced lo que queráis.– dije.

–Vale, pero no os sabéis el nombre de la reserva.– dijo Nacho.

Entonces Olivia se dirigió a la puerta.

–Hay una espera de 40 minutos, como mínimo.– nos dijo la camarera .

–No, tenemos reserva a nombre de Nacho Torres Alonso o Raúl Guijarro Martín a las 22:05 para cuatro personas.– dijo Olivia.

–No, están todas las mesas ocupadas. Pero de todas formas voy a mirar.

Saco una libreta y se puso a pasar hojas.

–Señoritas, lo siento pero aquí hay ninguna reserva.– nos dijo la camarera disculpándose.

De repente sonó el móvil de Oliva, y ella miró el mensaje.

–Dicen Nacho y Raúl que salgamos fuera.– dijo Olivia con cara extrañada.

Salimos fuera pero no vimos a los chicos, a los cinco minutos parecieron.