Capítulo 7

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Horas después de estar revisando papeles y papeles, firmando contratos y mandar a gente decidí que seria hora de un descanso así que fui a prepararme un café.

Salí de mi oficina y me percaté que Aina no estaba en su escritorio, tampoco Romina... Diablos, quisiera olvidar para siempre el intento de Romina por seducirme, admito que es bonita y tiene buen cuerpo, además es eficiente en su trabajo pero no es mi tipo, menos ahora despues de lo que hizo, no me gustan las chicas fáciles.
Me dirigí a  la cafetería pero antes de entrar a ésta oí unas voces asi que me detuve en la puerta

-se lo que tramas- esa voz es de Romina
- ¿de qué estas hablando?- y esa de Aina
-no te hagas la inocente, todos saben que entre el jefe Wang y tu hay algo...
-te equivocas- la interrumpió- entre él y yo no hay...
-Aina- decidí entrar interrumpiendola
No quiero que diga esa palabra: Nada, porque yo siento mucho por ella
- Jefe Wang- Romina hizo una reverencia- ¿necesita algo?
La ignore y me dirigí a Aina -preparame un cafe por favor- ella inmediatamente lo comenzó a hacer

-Romina- ella me miró- quiero saber porqué tanta curiosida por la vida personal de tus compañeras
-¿Señor?- ella de nuevo estaba sorprendida
-no pude evitar escucharlas, disculpenme
-Jefe, no es lo que cree...
-¿no lo es?
-no, Aina y yo solamente estábamos...
-Romina voy a ser claro contigo, no me gustan las personas entrometidas- Aina me tendió mi taza de café- y mucho menos quiero que te metas en la vida de mi novia- tomé a Aina de la mano.
-S.. Su... ¿Novia?- tanto Romina como Aina estaban sorprendidas
-así es, así que espero no haya problemas de este tipo en el futuro- salí de la cafeteria con Aina de la mano quien aun estaba sorprendida pero cuando salimos se soltó de mi
-¿por que dijo eso?
- ¿qué cosa?
- que yo era su novia
-¿no lo eres?- bebí de mi taza
-!por supuesto que no!- lo dijo casi gritando y esa respuesta dolió un poco pero no la dejaré ganar esta discusión menos ahora que mis empleados tienen su atención en nosotros, afortunadamente en la cafeteria sólo estábamos nosotros tres
Me acerqué a Aina y le dije en el oído

-si lo eres, desde ahora considerate mía- la besé rápidamente en la mejilla y salí de allí para dirigirme a la pequeña biblioteca de la empresa con una sonrisa triunfante y mi taza de café.

Hermosa (Jackson Wang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora