Capítulo 1 - Humo y alcohol

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El humo que sale de los conductos de ventilación inunda mis pulmones. Odio este trabajo. Gretchen siempre dice que envidia mi puesto como camarero en este viejo antro. Aquí se organizan las mejores fiestas de la ciudad y los grupos más famosos dan conciertos todas las semanas, pero también los borrachos se acumulan a la hora de cerrar.

Un día más la noche acaba poco más allá de las tres de la madrugada. Tras dejar todo recogido me encargo de echar el cierre al local. La calle está completamente vacía y a oscuras, aunque cuando comienzo a caminar la luz de las farolas se enciende a mi paso. Siempre me había dado miedo caminar solo por la noche, pero cuando cambiaron la iluminación de Naclob e implantaron este sistema comprendí la seguridad que aportaba. Era imposible que alguien estuviese en la calle y el sistema no lo hubiese detectado, así que la oscuridad significaba seguridad, nadie peligroso en la calle. Además, los sensores y las cámaras de vigilancia que hacían funcionar el alumbrado permitían controlar cualquier situación de emergencia o peligro.

Los cinco minutos de vuelta a casa me hacía desconectar del mundo. Tras varios años haciendo el mismo recorrido varias veces todas las semanas era algo que mi cuerpo hacía de manera involuntaria, y eso me permitía desaparecer en mis pensamientos. Olvidar que me sentía gris en un mundo completamente blanco. Nadie podía juzgarme en mi cabeza por todo ese pesimismo que albergaba. "Eres la oveja negra de la familia" o "con esa actitud nunca conseguirás nada en esta vida, sólo desaparecer de este bello mundo sin dejar rastro" eran las frases que siempre escuchaba por parte de mi familia. Todo el mundo en esta ciudad era tan feliz que cualquier crítica o sentimiento de tristeza era rechazado.

Finalmente me planto ante la puerta de mi casa. Es blanca, al igual que todas las de la ciudad. Lo mismo sucede con las paredes, las aceras, e incluso las plantas, todas artificiales. Son muy pocas las zonas en las que puedes ver plantas reales, aunque el aire en la ciudad es muy limpio y fresco. Abro la puerta y subo hasta mi habitación evitando hacer ruido. Una vez dentro cierro con pestillo y enciendo la luz. Saco el móvil de mi bolsillo y le envío un mensaje a Gretchen. "¿Nos veremos mañana? ¿Misma hora y donde siempre?" escribo en la conversación y cierro. Me tumbo en la cama, dejo el móvil en la mesilla y apago la luz para poder dormir.

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Desperté casi al mediodía. El horario había acabado con mi ciclo de sueño mucho antes de que me hubiese dado cuenta. Miré el móvil para observar que Gretchen había contestado; "Misma hora y donde siempre".

La cafetería de Marvin era nuestro lugar de reunión favorito. Servían el mejor té de la ciudad y estaba cerca de donde vivíamos. Además, Marvin era un anciano muy agradable que siempre nos invitaba a pastas cuando decidíamos pasar la tarde allí. Era un lugar especial, con algunas flores que alegraban las mesas y aportaban algo que no podías encontrar prácticamente en ningún otro sitio, color y vida.

—¡Nate estoy aquí! —alzó la voz Gretchen desde una mesa del local cuando me vio aparecer por la puerta.

Caminé con calma hasta allí, observando todo el lugar a mi paso. La gente se agolpaba alrededor de otras mesas y era prácticamente imposible escuchar algo que no fuesen risas y jolgorio.

Gretchen y yo no conocíamos desde que éramos muy pequeños. Mis abuelos vivían junto a ella y siempre que iba a visitarles jugábamos juntos. Cuando murieron dejé de ir, pero nunca perdimos el contacto. Era prácticamente la única amiga que tenía. Aunque era tan optimista como el resto aceptaba mis negras ideas y siempre sabía qué decir.

—¿Me estás diciendo que este sábado van "Los Blue Heads" y vas a intentar escabullirte del trabajo? ¡Estás loco! —me chilló desesperada al oído.

—Va a ser la noche de más trabajo de toda la temporada y en la que los baños van a acabar más sucios. No quiero tener el olor a vómito atrapado en mis fosas nasales durante toda la semana —refunfuñé.

Dimensión 0 || [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora