Los dos días de espera habían sido eternos. Lizzy estaba manteniendo el secreto y ya podía ver cómo sus ojos adquirían un brillo que jamás habían tenido. Nuestros padres estaban tan agobiados con su trabajo y con darnos la mejor vida posible que ni siquiera lo habían notado, pero era evidente que algo estaba cambiando.
Revisé en el armario de mi habitación. Todavía quedaban algunas frutas de las que había traído, las suficientes para un par de días más. Esperaba tener suerte y poder traer más provisiones en este segundo viaje.
—Lizzy, voy a salir —dije mientras golpeaba la puerta de su habitación—. ¿Puedes cubrirme y decir que ya me he dormido?
—Vale. ¿Vas a volver pronto? —preguntaba con tristeza.
—Estaré aquí antes de que te des cuenta —aseguré mientras salía y cerraba la puerta.
Recordaba a la perfección la localización del portal. Sólo había estado allí en una ocasión pero el recuerdo estaba guardado en mi mente. Había sido muy cuidadoso al volver a casa y cada vez que cerraba los ojos podía ver el lugar.
Seguí el camino largo, pero sabía que era el más seguro. Siempre de casa mucho antes de lo que necesitaba para llegar a los sitios con tiempo, y esta vez no había sido diferente. Espera poder tomar el camino largo sin retrasarme.
Andé por unos minutos que parecían eternos hasta que finalmente llegué hasta aquella puerta que me había permitido, aunque fuese solo por unos instantes, cumplir mis sueños. Acerqué mi mano al pomo y la abrí con firmeza. Sentía como el latido de mi corazón se había acelerado en los últimos segundos, pero cuando entré en la estancia todo cambió. Comencé a sentirme mareado, todo se oscureció y segundos después no estaba allí.
—Realizando escáner. Bienvenido de nuevo, Matt.
—Me has reconocido, AA23. ¡Has logrado reconocerme! — festejé mientras buscaba a Nate con la mirada sin éxito.
—AA23 no es un simple escáner y os sabe diferenciar. Pero el sistema aún es más fuerte que AA23 y vuestros destinos deben permanecer unidos —Podía asegurar que su voz cada vez parecía menos robótica.
Esperé un poco a que Nate llegase. Me agradaba el silencio y AA23 no era de muchas palabras. Aproveché esos instantes para una vez más fantasear con todos los mundos que nos esperaban y que estaban a un simple deseo de distancia. Los minutos avanzaban y Nate aún no había llegado, por lo que decidí preguntar.
—¿Sabes cuánto tardará Nate? —pregunté tras comenzar a aburrirme de esperar.
—AA23 lo había olvidado. Nate se cansó de esperar y regresó a Naclob.
—¿Cansado de esperar? ¡He llegado antes de lo previsto! —aseguré incrédulo mientras miraba mi viejo reloj. Una vez más pude comprobar como las manecillas estaban paradas y no corría el tiempo. — ¿Ves? — Hacía aspavientos con el brazo para intentar que AA23 pudiese verlo desde donde fuera que estuviese.
—En la dimensión 0 no pasa el tiempo, por lo que AA23 no entiende de impuntualidades —afirmó.
No podía comprender lo que AA23 acababa de decirme. ¿Cómo podía estar llegando tarde si había salido mucho antes de lo previsto? No había comprobado la hora antes de entrar, pero estaba más que seguro de que no me había equivocado.
—¿Hace cuánto se fue? —quería saber si había llegado demasiado tarde o acababa de irse.
—Mucho o poco, depende de cómo lo veas —susurró AA23 con cierta condescendencia.
Estaba al borde de la desesperación. No lograba comprender qué había pasado para que hubiésemos confundido el momento de nuestro encuentro. Comencé a recordar las palabras del último día, justo antes de despedirnos. Habíamos vuelto de nuestro viaje pero ambos nos teníamos que marchar y decidimos quedar dos días después, a las ocho de la tarde, estaba seguro de eso.
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Dimensión 0 || [En Curso]
Science FictionNate siempre ha vivido en un mundo perfecto, pero sabe que su vida no lo es. Mientras todo progresa, él está estancado en un pesimismo desolador. Estudia, trabaja, y sigue una rutina que le tiene atrapado. Romper con el día a día hará que su vida ca...