Capítulo 3 - AA23

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"Comenzando escáner."

Permanecí inmóvil durante varios minutos. Estaba cada vez más nervioso, sentía que mi corazón latía tan rápido como jamás antes lo había hecho.

"Usuario guardado en el sistema. Introduzca nombre de usuario."

—Nate —afirmé con seguridad—. ¿Cuál es tu nombre? —pregunté de manera curiosa.

—AA23 no puede contestar a esa pregunta —confesó la voz robótica.

—¿Qué es este sitio? —intenté averiguar más sobre todo esto.

—AA23 sí puede contestar a esa pregunta. Bienvenido a la dimensión 0, el origen de todas las cosas. ¿Qué desea hacer? —la voz ahora sonaba más dulce, aunque seguía siendo igual de mecánica.

—Quiero saber más. ¿Qué puedo hacer aquí? ¿Por qué existe esto? —estaba sintiendo ilusión por algo tras mucho tiempo. Quería saber más, descubrir qué había tras esto.

—AA23 se siente abrumada con tanta pregunta. Cerrando conexión con la dimensión. Desconectando usuario —La voz comenzaba a sonar en un tono de volumen más bajo a cada palabra.

—¡No! Quiero conocer esto. No quiero volver aún —grité desesperado mientras veía como todo alrededor comenzaba a desaparecer y regresaba a la antigua estancia donde había encontrado el extraño portal.

Estuve más de una hora buscando por toda la pared algo que pudiese llevarme de nuevo hasta allí, pero fue completamente inútil. Ni un ligero rastro de lo que minutos antes había logrado presenciar.

Quería contarle a Gretchen todo lo que había pasado, pero sabía que si se lo decía a ella pronto todo el mundo en la ciudad lo sabría. Era mi mejor amiga y también una bocazas. Mientras no supiese de qué se trataba todo esto tenía que mantenerme alerta y evitar que la gente lo encontrase.

Fui a casa e intenté dormir. Ya era tarde, pero no pude pegar ojo en lo que quedaba de noche. Seguía sin entender lo que había pasado. ¿Habría salido más allá de las cuatro paredes que nos encierran sin saberlo? ¿Dónde había estado realmente? AA23, esa voz que parecía tan real como metálica.

Me dolía la cabeza tras tantas horas sin dormir, pero no podía dejar pasar la oportunidad de saber más sobre ello. Era domingo y tenía que aprovechar el día libre para intentar buscarle una explicación a lo que había sucedido horas atrás. Me di una ducha caliente y bajé a la cocina a tomarme un café. Era casi el mediodía, pero había llegado a casa más tarde que cualquier día normal en el trabajo.

—Buenos días cariño, he hecho tortitas para desayunar. ¿Qué tal el trabajo ayer? —preguntaba mi madre mientras me servía dos tortitas en un plato y acercaba el sirope a la mesa.

—Buenos días mamá. Ayer tuvimos concierto y estuvo aún más lleno que de costumbre, pero todo fue bien. El jefe nos pagó horas extra —afirmé mientras llevaba un trozo de la primera tortita a la boca—. Están deliciosas.

—Sabes que el dinero no debe preocuparte. Trabajas porque todas las universidades buscan a los mejores, y esos son quienes consiguen conciliar estudios y otras actividades sin ver reducido su rendimiento.

—Las mejores universidades son las que mejor enseñan a todos los alumnos, independientemente de su nivel —musité mientras echaba mucho sirope por encima del desayuno. Las tortitas con sirope eran uno de mis desayunos favoritos, pero era imposible decidir cuando todo me gustaba.

Terminé el desayuno en silencio mientras mamá se sentó frente al sofá a ver un programa que hablaba sobre el espacio y dimensiones paralelas. Intenté hacer como que no prestaba atención, aunque me mantenía escuchando todo lo que decían. No solo negaban la existencia de estas, sino ridiculizaban a todos aquellos que creían en su existencia. Mamá parecía muy interesada en el tema y no levantaba la vista del televisor.

Dimensión 0 || [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora