Capítulo 6 - Dos días

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—Tenemos que encontrar la salida, Matt. ¿Recuerdas por dónde hemos venido? —preguntó Nate mientras revisaba con la vista de un lado a otro.

—Creo que por allí —indiqué mientras señalaba a la izquierda—. No, ¡por allí! —Ahora señalé a la derecha.

Vi como la respiración de Nate, que estaba junto a mí, comenzaba a acelerarse. Entendía que la situación actual no era la deseada por nadie, perdido en otra dimensión con una persona a la que acababa de conocer poco antes, pero no tenía por qué estar tan nervioso. Acerqué mi brazo a él para calmarlo, pero se apartó.

Llevó su mano al bolsillo del pantalón y tras rebuscar en él sacó algo que no conocía de él. Comenzó a golpearlo desesperado, pero finalmente lanzó un suspiro y lo guardó de nuevo.

—¿Qué es eso? —cuestioné acercándome aún más a él.

—¿Esto? —preguntó sacando de nuevo del bolsillo lo que había tenido en la mano.— Es mi móvil, ¿no tienes uno?

—Nunca he visto algo así en Roneg —aseguré Matt—. ¿Cómo funciona?

—Sirven para infinidad de cosas —Apretó todos los botones pero seguía sin reaccionar—. Pero parece que aquí no se enciende. Si funcionase podría ver cómo volver en él siguiendo mi registro de actividad.

—No puede ser muy difícil volver —consideré mientras comenzaba a andar en la dirección que creía correcta.

—Deberíamos trazar un plan. No podemos dar vueltas como locos —me increpó mi nuevo amigo mientras yo seguía alejándome.

Al ver que no paraba escuché cómo comenzó a andar. Sus pisadas crujían las ramas pequeñas del suelo. Parecía enfadado conmigo.

—Matt, no es por ahí, no habíamos pasado por aquí antes —cuestionó Nate tras unos minutos.

—Dame una oportunidad, estoy casi seguro de que este es el camino correcto —insistí sin hacer mucho caso a lo que él decía.

—Y yo estoy seguro de que estamos yendo en la dirección contraria —susurró, en un tono de voz tan bajo que casi no pude escuchar.

Caminamos por horas. Dimos vueltas por el lugar buscando la salida, pero todos los intentos fueron fallidos.

—Ya hemos perdido demasiado tiempo —refunfuñó enseñándome el reloj que llevaba en su muñeca.

Miré las manecillas del reloj, pero eran muy diferentes a las del mío. En su caso tenía tres manecillas, que avanzaban a un ritmo muy diferente al de las mías.

—¿Estás seguro de que ha pasado tanto tiempo? —objeté mientras miraba ambos.

—Sé leer la hora, quizás tu reloj se ha apagado —sentenció sin dejarme replicarle—. Te toca seguirme.

No quise discutir y avancé detrás de él sin decir ni una sola palabra. Yo también sabía leer la hora y me reloj funcionaba perfectamente. Caminaba con cuidado de que todo permaneciera en su sitio y ninguna de las frutas cayese al suelo.

*_*_*_*_*_*_*_*

Comenzaba a sentir el cansancio en mis piernas cuando un grito de Nate me sacó de mis pensamientos.

—¡Esas son las flores! ¡Estamos cerca de la salida! —celebraba Nate. Por primera vez le veía contento.

Salió corriendo lo más rápido que pudo hacia el mismo campo de flores al que habíamos llegado. Yo intenté seguirle el ritmo, pero debía ir más despacio para no perder todo lo que llevaba en los bolsillos por el camino.

Dimensión 0 || [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora