Día 9: No llores sobre la leche derramada

572 47 28
                                    


El reloj marcaba ya la una de la mañana, finalmente ya tenía una dirección donde había rastreado al sujeto que había secuestrado a Yoosung, el camino era muy oscuro y lleno de árboles a su alrededor, por ende, le había tomado muchas, muchas horas de viaje, siquiera la música era relajante en esos momentos, muy por el contrario, estaba ansioso y esperando desde el fondo de su corazón que estuviese a salvo. –Por favor... debes estar a salvo– susurró en lo bajo, presionando con fuerza el volante y mordiéndose el labio inferior hasta que finalmente logró ver a lo lejos un castillo en medio de las montañas, en medio de la nada, pudo apreciar desde la distancia un extraño logo, podría quizás tratarse de una secta por lo apartado que estaba de la ciudad. Apagó las luces de su auto y decidió estacionarlo en un lugar lejano, aprovechando la oscuridad para pasar desapercibido, se logró escabullir de arbusto en arbusto, buscando una entrada que le facilitara el ingresar al lugar y buscar a Yoosung y la encontró, de hecho, fue irónico que no hubiese cámaras espiando o algo similar, enarcó una ceja y suspiró suavemente. Entró al lugar y se encontró con oscuridad, para suerte suya, su vista se había adaptado perfectamente a esa oscuridad, cerró la puerta procurando no emitir sonido alguno, incluso caminó de puntitas hasta que escuchó, extrañamente por un pasillo sonidos extraños, casi como jadeos y leves quejas. Por un momento, pensó que se trataba de la voz de Yoosung, así que se dejó guiar por el sonido y cuando finalmente reconoció la voz de Yoosung, abrió la puerta de golpe y se encontró con una escena poco agradable ante sus ojos, pese a que estaban ya completamente desnudos, el albino encima de Yoosung y éste, rodeando sus piernas el cuerpo ajeno.


–Sev...

–¿No crees que estás llegando un poco tarde y en el peor momento? Este chico se estaba entregando a mí por completo ¿Con qué descaro vienes e interrumpes? – el pelirrojo no fue capaz de procesar adecuadamente lo que sucedía, así que lo único que hizo fue acercarse y empujar a quien era su hermano, mismo que no fue capaz de reconocer debido a la poca iluminación que había en esa habitación. Tomó con fuerza el brazo del rubio y sólo así comenzó a jalarlo, obligándolo a ponerse de pie, pero lo único que vio fue un rechazo por parte de éste.
–No entiendo por qué estás aquí. Dijiste que tú y yo no éramos ni seríamos nada ¿verdad? Lo que haga o deje de hacer ahora, no es de tu incumbencia.

–Yoosung... Ponte tu maldita ropa y espérame afuera– la mirada amenazante de Saeyoung fue motivo suficiente para colocarse su ropa tan rápido como pudo, incluso iba saltando con un pie en el trayecto a la puerta en un intento por ponerse el pantalón, una vez que lo vio seguro, llevó su mirada hacia el sujeto quien no paraba de reírse como desquiciado. –No me importa si son una secta satánica o lo que sea, no tomen a las personas a la fuerza sólo porque les hace falta personal. – salió del lugar, tomando con brutalidad la muñeca de Yoosung y jalándolo hacia la puerta por la que había entrado, irónicamente no logró llegar a tiempo debido a que obstruyeron el paso unos sujetos robustos –¡Quítenseeee! – Saeyoung estaba dispuesto a dar lo que fuese con tal de llevar sano y a salvo a Yoosung aunque no parecía pensar apropiadamente la situación, golpeando al azar y siendo golpeado el doble. El rubio, con astucia se apartó de la situación aunque poco agradable era ver cómo parecían destrozar al pelirrojo a golpes, incluso sus lentes salieron volando hasta sus pies.

–Era cuestión de tiempo para volver a vernos, Saeyoung. ¿Qué acaso no me reconoces? ¿No me recuerdas? ¿Tan poco signifiqué en tu vida para que me hayas borrado por completo? ¡RESPONDE! – Gritó Ray, ya con aquella típica vestimenta suya, dejando a ver su tatuaje con el logo que estaba en las afueras del castillo abandonado.

–...– Saeyoung apenas pudo procesarlo, se negaba a que ese fuese su hermano, se negaba a ello porque según él tenía entendido, V y Rika lo estaban cuidando, estaba en un lugar seguro, tenía fotos de su igual a él completamente saludable y feliz, en un lugar lejos de la violencia, maltratos e injusticias de su madre.

Yo no creo en el amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora