Hay algunas personas que disfrutan mucho haciendo esto, y lo respeto muchísimo, pero en mi esto no va bien. Cambio de imagen... ¡Es sinónimo de una gran tortura! Que aquí, que allá, que el vestido magenta o el corinto, que si el peinado recogido o el pelo suelto, todo se lo deje en manos de Filippo el estilista que mando mi abuela la reina(que por cierto no he visto desde que dijo que se le había olvidado algo en casa y que lo iba a traer personalmente); podía hacer lo que quisiera, menos cortarme el cabello porque si lo hacía yo le cortaría otra parte de su anatomía por bobo. Otra cosa era el precio de la ropa y del maquillaje, ¡Santo Jesucristo! de solo pensar que tendría que ahorrar como diez años para pagar esas prendas me daba susto tremendo tener que ponérmelas aunque mi abuela pague por ellas y no tenga que preocuparme, pues bueno me preocupo. Aunque esta bien que de vez en cuando hagas algo diferente en como te presentas al mundo día con día ¿pero hacer esto cada día de tu vida? no gracias, es demasiado estrés para agregarle a mi vida ademas de que se pueden conseguir cosas muy hermosas a un buen precio. Cuando gobierne voy a poner de moda las cosas con tres b: bonito, bueno y barato pero sobre todo en donde conseguirlas.
El tiempo pasa hora tras hora que pierdo la cuenta de cuanto llevo acá sentada y dado que no almorcé mucho por estar viendo ropa, ahora que miro por la ventana que ya esta oscureciendo quiero algo mas fuerte para comer, primero fue elegir la ropa que mas me gustaba y ponerme un conjunto que Filippo y su asisten te Becca me ayudaron a escoger cosa que no entiendo si no voy a salir, aunque se los dije ellos pidieron que me lo pusiera para que el cambio de imagen luciera más completo; segundo, un maquillaje sutil que me hiciera lucir natural; tercero, las uñas que las mías están horrendas porque las muerdo muy seguido; cuarto, el cabello que según Filippo que concuerda con mi madre es muy rebelde de domar. El ultimo cepillado a mi cabello y seré libre por fin.
- Querida, ya puedes pararte. Anda mírate al espejo de cuerpo completo- me da la mano para ayudarme a bajar de la silla y me conduce hacia el espejo.
- Carajo...- digo el improperio en medio de un suspiro. La persona que me saluda en el espejo es igual pero al mismo tiempo diferente, diría que mas madura, los bucles de mi cabello caen con suavidad sobre mis hombros y espalda, el maquillaje es sutil, y la ropa ya se porque tiene ese precio si se mira así de bien como lo percibo yo, estoy en un saco negro que tiene bordados dorados en las mangas y cuello combinado con una blusa que tiene volantes en pecho que sobresale del saco y la falda ¡oh Dios mio la falta! Es de tubo que es negro, tiene una abertura pequeña por detrás y los zapatos son de un color piel que aunque sean de tacón alto son muy cómodos. Nunca pensé que diría esto pero me encanta el resultado y valió la pena el tiempo que duró la espera, me miro fantástica.
- Llegue justo a tiempo menos mal- gire para ver que la reina llevaba una caja forrada de terciopelo rojo en sus manos, cuando me contemplo se quedo congelada en la entrada . Subía y bajaba la vista, escaneandome, sorprendida por como veía y no era para más; no había cambiado mi esencia solo la habían pulido, sus ojos reflejaban lo que supongo yo era una profunda nostalgia, derramaron un par de lagrimas que seco rápidamente antes de acerarse a mi, estuvimos así segundos, minutos no se, todo parecía ir en cámara lenta. Cuando estuvimos frente a frete y su mirada se detuvo en la mía, acariciando mi mejilla con el dorso de sus dedos por fin detuvo el silencio sepulcral en el que estaba la sala- Eres tan hermosa, tu papa estaría muy orgulloso de ti- su voz se quebró un momento, pero se recuperó y dijo con más fuerza-Serás una gran reina mucho más de lo que yo alguna vez fui. Te traje es to, es un pequeño regalo que he querido darte desde la primera vez que nos vimos pero aun no era el momento de dártelo- los que estaban en la sala como si hubieran presentido que era un momento especial, la despejaron dejándome sola con mi abuela.
Cuando me entrego la caja me deje guiar por la curiosidad, la abrí como si nunca hubiera recibido un regalo en toda mi vida. Adentro estaba una tiara hermosa con círculos de diamantes que en medio colgaban perlas en forma de lagrimas, la reina me la quito de las manos, la coloco sobre mi cabeza que pesaba un poco y me dio la vuelta para mirarme en el espejo.
- Esta tiara fue un regalo del rey que era tu tatara tatara tatara tatra abuelo y así podemos seguir por un tiempo- dio una pequeña risa que provoco una mía también- para su esposa el día en que cumplieron un año de casados, dicen que la reina desde ese día usaba la tiara y que esa era su joya preferida, que solo porque iba a dormir se la quitaba. Ambos estaban locos el uno por el otro, ninguna pareja dentro de la realeza los podían igualar en el amor que se tenían... eran el uno para el otro a pesar de que el matrimonio en ese entonces era arreglado Dios los bendijo con el regalo del amor. Un día, ella falleció de manera abrupta, sin avisar, sin tiempo de despedirse por una enfermedad que catalogaron como silenciosa, el rey quedo destrozado por la perdida de su gran amor mando a hacer una vitrina para la tiara y la puso en el lugar que ocupaba su esposa en el trono, siguió gobernando, preparando a el hijo que habían procreado para que fuera rey y a los tres hermanos para que fueran de provecho en el reino cuando el se fuera con Dios así lo hizo sin la ayuda de su amada esposa por quince largos años más. El día en que el rey falleció fue al despuntar el alba cuando todos estaban dormidos todavía, estaba cálido, los pájaros cantaban, el cielo despejado al notar que el rey se había ido hicieron el protocolo correspondiente para la situación, el hijo mayor que esa misma tarde habría de recibir el puesto que su padre dejó atrás, fue al salón del trono a encontrar consuelo por sus padres muertos también por su preocupación, miedo y angustia de no poder ser tan buen rey como lo fue su padre. antes de que miles de personas fueran a la celebración, descubrió que la vitrina en el puesto donde siempre se sentaba su madre junto a su padre, se había caído y que la tiara se encontraba en el piso, como por arte de magia las ventanas se abrieron y entro un viento sosegador que lo calmo he hizo que llorara de felicidad pues ahí supo que sus padres estaban al fin juntos y que siempre lo iban a ayudar para elegir lo correcto. Ese día fue un milagro para él y si fue uno de los grandes monarcas de su tiempo. Fin de la historia.
- Wow... ¿Eso es cierto?- toque la tiara que estaba en mi cabeza, era una pieza de inigualable valor entonces, no solo monetaria si no cambien sentimental.
- Bueno eso depende de si lo quieres creer o no, a veces necesitamos de milagros para vivir. Vas a aprender más historias como esas cuando estemos allá preparándote para ser reina.- fue hacia la puerta- Anda vamos, que estas muy bonita como para quedarte aquí a mirar televisión en el sofá.
- ¿Y si alguien me ve?- dije con pánico en mi voz.
- No te preocupes aquí nadie nos conoce, además de que el restaurante esta a una hora de acá. ¡Vamos date prisa, no te quedes ahí parada!- tome el bolso que hacia juego con el traje y puse mi celular con el, salí disparada hacia la salida- ¡Pero sin la tiara niña! ¿Que no eres tu quien no quiere ser reconocida?- me río con mi abuela, corriendo a guardar la tiara en la caja, alzo la mirada y me encuentro que hay un calendario en la pared grande con todos los meses, voy a empezar a contar los días para poder ir a Mónaco. Ojala y mi madre estuviera aquí para verme, la extraño mucho.
De repente mi otra abuela baja de las escaleras corriendo con lagrimas en el rostro, el teléfono en la mano y mi abuelo corriendo desde las escaleras sale por detrás.
-¿Qué esta pasando? ¿Por qué tardas tanto?- dice la reina que vuelve a entrar a la sala, le doy una mirada a mi abuela con la misma pregunta no formulada.
- Tu mamá despertó Victoria.
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Hola otra vez, gracias por sus lindos comentarios en el capitulo pasado, los quiero, pasen por mis redes sociales por si alguna vez desaparezco acosenme hasta que vuelva. ¡No se olviden de comentar y votar!
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La Reina Plebeya
Teen FictionAlgunas cosas en la vida parecieran que van en efecto dominó, una situacion o acción llevan a diferentes consecuencias o efectos colaterales, a veces solo basta un momento para que tu vida cambie y para algunas personas lo que viene después de eso e...