cap. 9

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–No... Si, bueno, no puedo hacer nada de todos modos. – mi hermano hablaba al teléfono tumbado en su cama mientras yo hacía los deberes en mi escritorio, tratando de ignorarle. – Estoy castigado por culpa del capullo de mi hermano.

–Te estoy escuchando, Andrew... – le advertí sin darme la vuelta.

–¡Que te calles, retrasado! ¿A caso estoy mintiendo? – me respondió de mala manera y yo me callé pasara seguir escribiendo, ofendido. – Bueno, pues eso, que la puta de Angela se puede ir a la mierda, ella se lo pierde, si pudiera ir a la fiesta de la lerda esa... ¡Carol! Uff... Estoy seguro de que podría tirarme a Jessica.

Tragué saliva dejando de escribir, no podía concentrarme de todos modos. Carol... Olvidé darle su mensaje a Heath y preguntarle si quería ir a la fiesta. Saqué mi teléfono de debajo de la pila de libros y entré a la conversación con mi mejor amigo.

•Heath, nos han invitado a una fiesta mañana por la noche... Carol.

Le di a enviar y continué con mis actividades de cálculo, tratando de concentrarme.

–Ron, hazme un sándwich. – la demandante voz de Andrew hizo que me diera la vuelta para mirarlo, tumbado sobre su cama. – De mantequilla de cacahuete, por favor.

–Estoy haciendo los deberes.

–Pero tengo haaaambre... – arrastró las palabras mientras se restregaba por las sábanas. – Ronnyyyy... Me ha dejado mi novia y estoy triste, cuida de mí...

–Andrew... – me quejé.

–¡Dorothy hazme un sándwich! – gritó para que mi hermana lo escuchara desde otra habitación.

–¡Ronald, haznos un sándwich a mí y otro a Drew! – se escuchó la voz a través de las paredes.

Miré a Andrew y este sonrió ampliamente antes de soltar una risita y hundirse entre las almohadas.

–Sois lo peor... – murmuré levantándome de la silla irritado y Andrew me tiró una almohada como agradecimiento.

Al bajar a la cocina, Kristen estaba sentada en la mesa tecleando en su portátil y yo le di un golpe en la cabeza al pasar por detrás de ella para llamar su atención.

–Muy gracioso, mocoso. ¿Quieres morir? – respondió ella y yo le saqué la lengua. – ¿Haces de criado otra vez? He escuchado vuestros gritos...

Asentí entrando en la despensa para sacar el pan y la mantequilla, y de paso me metí dos bollos en los bolsillos. Preparé los sándwiches, mas uno extra para el orangután sentado en la mesa de la cocina, y subí para hacer el reparto.

–Gracias, guapo. – sonrió Dodie cuando dejé el sándwich sobre el teclado mientras practicaba con el piano.

–¡Ronald Christopher Spencer! – exclamó Andredw cuando me vio entrar, sobresaltándome. – Ven aquí.

Puse los ojos en blanco y me acerqué a darle su sándwich, más cuando me alejaba de su cama para volver a mi escritorio tiró de la parte trasera de mi sudadera, haciéndome aterrizar sobre él en la cama.
Solté un grito y él envolvió sus piernas en mi cintura por la espalda y me cogió por los brazos para que no me moviera.

–¡Drew! – me quejé tratando de liberarme pero era inútil. – ¡Déjame, Andrew!

–Gracias, gracias. – me besó la cabeza entre risas y yo puse una mueca de asco tratando de apartarme. – Te quiero, te adoro, te lo comía todo...

–¡Eso es raro, Andrew! – me quejé mientras me reía, y él me apretó más fuerte. – Vas a ensuciar las sabanas de mantequilla de cacahuete, ¡para!

R O S E S  {s.m}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora