cap. 10

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Me puse una sudadera que mi hermano me había lanzado a la cara cuando me vio aparecer vestido de niño de párvulos. Era muy grande, negra, con llamas en las mangas y con la palabra "trasher" en el pecho. También me dio unos vaqueros que ya no le quedaban y me obligó a quitarme mis botas timberland para llevar unas botas de piel negras.

Me gustaba, parecía un chico guay... Me parecía a Andrew.

–Quítate el pelo de la cara. – me ordenó cuando salí del baño. Estaba sentado en el suelo del pasillo, esperando a que yo hiciera algún cambio en el look que él mismo había elegido.

–Me gusta así... – estiré un brazo para ayudarlo a levantarse, y él me removió el pelo al hacerlo. – Andrew... ¿Quieres que me convierta en ti?

–No, yo soy más guapo, todo el mundo sabría que eres el gemelo raro... – se encogió de hombros antes de dar un paso atrás y mirarme de pies a cabeza. – Ahora eres un pringado con clase.

–¡Ron, estas muy guapo! – exclamó Dodie desde la puerta de su habitación y yo la miré mal.

–Vas a ligarte a todas las chicas de la fiesta. – Kristen me guiñó un ojo desde las escaleras y yo puse los ojos en blanco. – ¿Te llevo?

–Tengo que ir a casa de Heath...

–Yo tengo que ir al restaurante a ayudar a papá y a Sasha esta noche, te dejo en casa de Heath, ¿vamos?

Asentí antes de entrar a mi habitación a por mis cosas. Metí mis llaves y mi cartera en mis bolsillos ya que mis hermanos me dijeron que llevar mochila era raro. Luego, metí el resto de mis coses en una riñonera negra que me prestó Kristen, las cosas que me podía permitir perder.

Me eché un último vistazo en el espejo antes de salir de mi habitación y enfrentar a los tres mosqueteros, que me miraban con los brazos cruzados.

–Estoy listo. – anuncié con una sonrisa nerviosa.

–Ugh, no hables con mis amigos, ¿vale? Diles que he pillado la gripe. – Andrew puso los ojos en blanco antes de pasar por mi lado para entrar a mi habitación. – Y si le haces algo a mi ropa la pagarás.

Asentí sin mirarlo y seguí a Kristen al piso de abajo. Entramos al garaje y subimos al coche, Dodie se despidió con la mano mientras salíamos y yo respondí a su gesto con una mueca insegura.

–Bueno... Tu primera fiesta, ¿cómo te sientes grandullón? – empezó a hablar mi hermana mayor y yo me encogí de hombros. – No te preocupes, te lo pasarás bien... Y si no, siempre puedes encerrarte en un cuarto vacío con el resto de marginados.

La miré mal por llamarme marginado, pero ella pareció no darse cuenta y siguió conduciendo.

–Ya se que eres mayorcito para que te de la charla pero tienes que...

–No beberé ni probaré drogas. Iré con cuidado y no me meteré en problemas. – la interrumpí y ella levantó una ceja.

–Iba a decirte que te he dejado condones en la riñonera pero...

–¡Kristen! ¡No!

–Nunca viene mal estar preparado... Pero tienes razón, no bebas mucho, es un asco, y nada de drogas, déjalo para la universidad y los festivales...

Apoyé la mejilla en el cristal del coche, viendo como nos aproximábamos a casa de Heath.

Mi pecho empezaba a latir con nerviosismo, no era nada, pero dejar a mi hermana en ese momento se sentía como dejar una parte de mi.

Cuando Kristen aparcó frente a la casa, pude verlo sentado en la entrada, como siempre, jugando con su teléfono.

–Si necesitas algo dímelo, no me importa si estas en problemas, no lo dudes, iré a por ti. – me miró entonces mi hermana y yo asentí. – Y alegra esa cara, que te vas de fiesta.

R O S E S  {s.m}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora