cap. 11

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Dejándome junto a la isla de la cocina, mirando a la gente desconcertado. Nunca entendería a lo borrachos, probablemente porque yo nunca lo había estado. Así que solo observé sus danzas en silencio durante un rato, hasta que me giré para buscar a Heath con la mirada y había desaparecido con Carol. No obstante, mis ojos se quedaron pillados en la chica que me miraba fijamente desde el otro lado de la cocina, con un sonrisa que tapaba el vaso rojo entre sus labios.

Tragué saliva al notar como mis manos empezaban a sudar y ella me guiñó un ojo divertida al verme solo y perdido.

Decidí acercarme sin quitar mis ojos de los suyos, y su sonrisa se intensificó.

–¿Te lo pasas bien? – preguntó burlonamente y yo me apoyé a su lado en la encimera.

–Heath es un idiota, y ha desaparecido.

–Es tu primera fiesta, ¿verdad? Quédate conmigo un rato, no es bueno que te quedes solo. – la chica apoyó su cabeza sobre mi hombro y yo sentí el rubor subir a mis mejilla.

–Alexis... – la llamé pero ella no respondió.

–¿Quieres un trago? Sabe a caramelo. – se separó de mi para ponerme su vaso delante de la cara y yo negué instintivamente. – Que bueno eres...

Yo apreté los labios sin saber como tomarme sus palabras y ella volvió a sonreír, con una de sus radiantes y desalentadoras sonrisas.

Dios mío, aceleraba mis pulsaciones y eso me mortificaba.

–Bueno, me atreveré a decir que preferirías haberte quedado en casa. – adivinó y yo asentí apretando los labios. – Si, las fiestas así son un poco coñazo, pero cuando el alcohol llega a tu sangre es otra cosa.

–No creo que la situación vaya a cambiar para mi. – bajé la mirada y ella hizo un puchero. – Pero está bien, otra experiencia que escribir en mi diario.

–¿Escribes en un diario? – levantó las cejas sugeréntemente y yo me maldije por dentro. – Me gustaría saber que pasa por tu cabecita. Seguro que tienes un gran mundo interior detrás de esa fachada de inocencia y timidez.

–No hay mucho más, para ser sinceros. – me rasqué la nuca y ella rio. – Pero me alegra saber que me describes igual que a un niño pequeño.

Ella abrió la boca y negó con la cabeza, sin añadir nada más y confirmando así mi asunción.

–Da igual.

–Tú eres todo un macho, Ron. – me dio una palmada en la espalda y se separó de mi. – Voy a buscar a Kyle, si veo a Ron le daré una paliza por dejarte solo.

Empezó a alejarse pero yo logré alcanzar su muñeca para frenarla.

–Alexis... – murmuré cuando me miró. – Estás... ¿Estás saliendo con Kyle?

Ella sonrió abiertamente antes de negar con la cabeza y yo noté como un peso se levantaba de mis hombros.

–No, solo sexo. – ella me guiñó un ojo antes de alejarse, volviendo a poner el peso sobre mis hombros tan de repente que casi caigo al suelo.

Volví a apoyarme en la barra, sintiendo una extraña sensación en el estómago y me encontré a mi mismo bebiendo del amargo vaso que Alexis había dejado sobre la encimera para calmarla. Era nerviosismo mezclado con ganas de vomitar.

Mi teléfono vibró en el bolsillo trasero de mis pantalones y lo saqué para encontrarme con un mensaje de Drew.

–¿Has visto a Angela? – preguntaba y yo puse los ojos en blanco.

R O S E S  {s.m}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora