VI

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POV Natalia

Una semana más había pasando volando. Desde que Alba me dijo que padecía leucemia nuestra relación se había vuelto más fuerte, había más confianza. Pasábamos las tardes explorando los rincones del hospital. Las habitaciones vacías, salas que ya no se usaban....

Faltaba poco más de una semana para que la operaran, cuantos menos días quedaban más nerviosa estaba. Alba, mi compañera de habitación con la que hasta ahora había compartido todo. Diría que la atracción entre nosotras es obvia, pero no sabía si lanzarme. ¿Y si se negaba? ¿Y si no sentía lo mismo que yo? Esas preguntas rondaban por mi mente.

Ahora nos encontrábamos en uno de los pasillos, nos dirigíamos a una de las salas comunes. Era por la noche y no había gente por los pasillos. Yo iba en la silla de ruedas y a mi lado caminaba Alba, que miraba los cuadros que decoraban los pasillos con curiosidad.

Llegamos a la sala común y nos dirigimos hacia una de las grandes ventanas que tenía. Desde ese lugar podíamos ver las casas iluminadas. Alba se sentó en un sofá y yo bajé de la silla de ruedas para sentarme a su lado. Ella suspiró y se apoyó en mí, yo pasé un brazo rodeando su cintura, estaba a gusto así.

-Nat. -Me llamó.-

-Mhm... -Di pie para que siguiera hablando.-

-Quiero volver a la playa. -Susurró.-

-Pues en verano vamos. -Dije segura.-

-¿Vamos? -Preguntó ella y se separó para mirarme.- Sí, por favor...

-Que sí. -Rodé los ojos divertida.-

-¿Crees que podré ir? -Me preguntó.-

-Sí. -Respondí segura.- Estamos acabando otoño, aún queda todo invierno, primavera y después verano. -Sonreí ampliamente.-

-Ya, pero...

-Nada de peros. -Negué y ella rió.-

-Está bien, está bien... 

Nos quedamos por lo menos media hora más en absoluto silencio. Mis heridas habían ido sanando pero aún dolían. Mi profesor del conservatorio me enviaba semanalmente partituras para que las estudiara y las analizara. Aún que me daba mucha rabia perderme posiblemente un curso entero era lo que necesitaba para volver a poder hacer todo lo que hacía antes. El doctor me había dicho que si no se curaba bien debería quedarme más tiempo en reposo y la rehabilitación sería más dura.

A Alba le trasplantaban una médula y quería estar para ella. Me propuse acompañarla hasta quirófano. Me informé de como funcionaba el trasplante el día después que me lo dijo. La tendrían ingresada en una habitación, aislada y sin contacto con el exterior pues tendría las defensas bajas. Le conectarían varias vías, cada una cumpliendo su función, en cuanto acababa debería estar allí por lo menos una semana para ver como se adapta su cuerpo. Sin duda iba a ir a verla. Mientras colocaban todo no podías estar y durante el trasplante tampoco, así que esperaría.

-Alba. ¿Puedo ir a verte una vez acaben el trasplante? -Pregunté tímidamente.-

-Claro que sí boba... -Ella rodó los ojos.- Te quiero enseñar un sitio. -Se levantó.-

-Está bien, te sigo. -Dije y me senté en la silla de ruedas.-

Seguí a Alba por el largo pasillo. Ella caminaba un tanto nerviosa, llegamos a una habitación y ella abrió la puerta, me dejó pasar. En cuanto entré miré alrededor con curiosidad, no había nada en especial, tenía dos camas y un par de muebles como todas. La miré extrañada y ella cerró la puerta y bajó las persianas de la ventana que daba al pasillo. Ella sonrió paciente y se acercó hasta la ventana que daba al exterior, corrió las cortinas y la tímida luz de la Luna inundó la habitación. Alba miró hacia el techo de la habitación y sonrió ampliamente. 

Se tumbó en la cama y me indicó con señas que viniera a tumbarme con ella. Asentí a lo que propuso y fui. Me acosté a su lado, ella levantó su barbilla señalando el techo y cuando miré este sonreí ampliamente. El techo negro estaba lleno de puntitos blancos que imitaban a unas estrellas. Las constelaciones estaban marcadas con puntos más grandes. Aún que era imperfecto para mí era ideal. Giré mi cabeza para mirarla y encontré sus vivos ojos mirándome.

-Es precioso. -Dije ye ella sonrió.-

 -Lo pinté yo junto a una amiga... -Confesó y rió bajo.- Los médicos no suelen mirar mucho al techo, así que no se han dado cuenta. 

-Que pilla. -Le dije bromeando.- 

-No me quiero ir. -Comentó y entendí sus miedos.-

-No lo harás. -Busqué su mano en la oscuridad y entrelacé nuestros dedos.- De verdad que no lo harás. 

-¿Y si no hace efecto? ¿Y si recaigo? -Se bloqueó.- ¿Y si..?

-¿Y si te beso? -Ella abrió los ojos como platos y enrojeció.-

-¿Por qué querrías besarme, Natalia? -Rió bajo pensando que era una broma.-

-¿Por qué no? -La miré con cariño.- Hay demasiadas razones Alba, me arriesgaría a decir que infinitas. 

Ella entreabrió la boca dejando escapar su aliento a menta, me hizo sonreír. Desde el primer momento Alba me atrajo, pero no era una simple atracción física, era más y lo sabía. La conocí y enseguida congeniamos. 

-No digas tonterías por Dios. -Me dijo ella y noté el nerviosismo en ella.-

Subí mi mano hasta su mejilla y la acaricié lentamente mientras ella me miraba con curiosidad. Me acerqué un poco más hasta que nuestras narices se rozaron, moví un poco mi cabeza en busca de una aceptación y ella levantó un poco su mandíbula dándome más acceso. Me acerqué y uní nuestros labios en un casto beso, solo un pico, ella se separó enseguida incorporándose. Me incorporé yo también y ella miraba al suelo.

Pasaron unos largos segundos hasta que volvió a fijara sus ojos en los míos. Sus ojos estaban dilatados y oscuros, igual que los míos supuse. Yo estaba sentada con las espalda apoyada en el cabezal de la cama, ella se movió colocándose sobre mi regazo pasando sus piernas por mis costados. Agarré con una mano su nuca acercándola más a mí y ella pasó sus manos por mis mejillas. Volvimos a sellar nuestros labios, primero en un pico y después ella me dejó paso en su boca y comenzamos un beso lento. El beso iba cargado de sentimientos y deseo, inconscientemente bajé la mano que no tenía puesta en su mejilla y la puse en su culo apretándolo un poco haciéndola gemir. Cuando dimos el beso por finalizado nos quedamos mirando, yo intentaba recordar cada detalle de su cara.

Sonreí tiernamente y Alba me abrazó, sollozó en mi cuello y yo la abarqué con mis brazos. La quería tener conmigo para siempre, borrar todo el mal que le han hecho y colocar una de esas preciosas sonrisas en sus labios. Supe que a Alba le habían hecho daño en un pasado, cuando me pidió que no cambiara lo supe.

-Alba. -Dije seria y ella se separó para mirarme.- No voy a dejarte, no voy a cambiar, te quiero y te respeto. 

-Nat... -Me dijo ella y agarró mis manos.- Prometo contártelo algún día. -Suspiró.- Hoy te doy las gracias.

-No necesito más.

******************

CREO, CREO, que he aprobado mates...

Otro capitulito y bien bonito creo yo.

Repito que la semana que viene no estoy, así que lo siento si no puedo dejar muchos capítulos escritos. 

Os quierooooo.



Sempiterno // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora