III

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POV Natalia

Suspiré pesadamente antes de pestañear repetidas veces hasta conseguir abrir los ojos por completo. Subí una de mis manos hasta mi cabeza y me agarré el puente de la nariz confundida. No recordaba casi nada, estaba en casa de María celebrando su cumpleaños, de eso me acordaba. Salí de su casa porque tenía un examen importante a primera hora. ¡Mierda el examen! Me incorporé rápidamente y al moverme tan rápido hice una mueca de dolor.

Miré mi cuerpo y me acordé de todo, la caída, como me desplacé por el suelo quemando dolorosamente mi cuerpo,después de eso recuerdo el horrible dolor en mi espinilla. Me destapé y miré mi pierna izquierda, la cual estaba en parte escayolada. Abrí los ojos como platos y seguí descubriendo más heridas. La pierna izquierda tenía varios moratones, al igual que mi brazo izquierdo. Bajé la mano a mi abdomen y me levanté un poco la camiseta del pijama del hospital para descubrir un moratón enorme.

Los ojos se me llenaron de lágrimas, limpié estas rápidamente con la manga de la camiseta, suspiré de nuevo. Mis manos estaban conectadas a varias vías que llevaban a goteros. Me volví a cubrir ahora recordando el accidente de ayer. Iba en moto y me caí. Miré a mi alrededor y en el reloj digital miré la hora, las doce y media de la tarde. Me iba a mover pero antes de hacer nada la puerta se abrió y una chica entró a la habitación.

-¿Hola? -Pregunté curiosa.-

-Anda, estás ya despierta... -Sonrió ampliamente.- Soy Alba. -Dijo y caminó hasta la cama que estaba al lado de la mía y se sentó.- ¿Natalia verdad?

-Sí... -Dije y me senté mirándola.- ¿Como sabes mi nombre?

-Vinieron a preparar la habitación para una compañera nueva y no pude evitar preguntar.

-Encantada Alba. -Dije y extendí mi mano y ella la tomó con cuidado.-

-¿Qué tal estás?

-Mejor, creo... -Rodé los ojos.-

-Pronto vendrá el doctor y te aclarará todo, no te preocupes. -Sonrió.- De momento seremos compañeras.

Aún que me picaba la curiosidad no le pregunté que le había pasado para estar ingresada aquí. Alba parecía una de esas personas que dejan huella en ti, de esas personas que serán difíciles de olvidar. La chica llevaba puesto el pijama del hospital y debajo una camiseta blanca, tenía el pelo corto y de un color rubio platino.

Me recosté en la cama y poco después escuché que Alba hacía lo mismo. Yo miraba al techo pensando en toda la gente que tendría que avisar, seguramente ya habrían avisado a mis padres y estarían de camino.

-¿Eres de Madrid? -Preguntó ella.-

-Sí y no. -Reí bajo.-Nací en Pamplona pero me mudé aquí con mis padres cuando tenía seis años.- ¿Y tú?

-No, yo soy de Valencia pero llevo viviendo aquí desde que me mudé para continuar con mis estudios.

-¿Que estudias?

-Bellas artes.

-Ala, siempre os he admirado, yo no se hacer nada... Yo estudio en el conservatorio. -Dije.-

-¿Qué dices? -Rió.- Eso es tener muchísimo talento eh Natalia...

-Lo que digas. -Rodé los ojos y reí.-

La puerta de la habitación se abrió y el doctor pasó. Se puso enfrente nuestra y nos llamó para que le prestáramos atención.

-Natalia Lacunza. -Me llamó y me incorporé, Alba hizo lo mismo.-

-Sí.

-Tu operación ayer fue exitosa, complicada, pero exitosa. -Suspiré aliviada.- Aún así debes quedarte por lo menos meses ingresada, descansando.

Sempiterno // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora