X

6.3K 330 61
                                    

POV Alba

Ya había pasado un mes y medio desde el trasplante y todo iba como la seda. No había caído enferma, mi cuerpo había aceptado bien la médula del donante y me sentía más fuerte que nunca. Natalia ahora solo se ayudaba de una muleta para caminar.

Su rehabilitación era muy diferente a la mía, pero era igual de dura. Pasaba noches con pesadillas, se despertaba de golpe y con la respiración acelerada. Cuando me comentaba lo que había soñado siempre era lo mismo, la noche del accidente.

Estaba sentada en uno de lo sofás en la sala de espera de la consulta del médico. Manu me había convocado allí a alas cinco y media porque me tenía que comentar algo. No dijo ni especificó nada más así que no sabía si lo que me esperaba tras esa puerta eran buenas o malas noticias.

La puerta se abrió de par en par y Manu salió con una hoja entre sus manos. El se paró al lado de la puerta dejando paso a otro paciente supuse. Pero cuando la figura que salió fue la de Natalia abrí los ojos como platos pues no sabía que estaba allí. Manu se aclaró la garganta para leer lo que ponía en el papel. Miré rápidamente alrededor mía comprobando que no había ningún paciente más esperando.

-¿Alba Reche? -Preguntó el y levantó la mirada del papel encontrándome fácilmente.- Pase.

-Sí, sí. -Respondí.-

Me levanté y caminé detrás de Manu pasando enfrente de Natalia que me miraba sonriendo. A la consulta pasamos los tres, yo enseguida tomé asiento igual que Manu. Natalia seguía de pie al lado de la puerta.

-Son noticias importantes, Natalia no sabe nada. -Dijo Manu y miró a la morena.- Pero se ve que alguien le ha chivado que hoy tenías consulta así que quería preguntarte si te parece bien que ella se quede. -Dijo.- Si dices que no, lo respetará y se irá.

-No, no me molesta para nada. -Dije enseguida.- Quédate. -Miré a Natalia.-

Natalia sonrió y se sentó en la silla que estaba a mi lado. Nos miramos y ella entrelazó mi mano con la suya por abajo de la mesa. Mientras Manu tecleaba con rapidez en el ordenador buscando mi historial médico.

-Bien, Alba Reche. -Comenzó.- Diagnosticada con Leucemia linfoblástica aguda... -Hizo clic con el ratón abriendo más archivos.- Una quimioterapia, el cáncer redujo notablemente pero aún así era necesario el trasplante... -Continuó leyendo y temí que Natalia soltara mi mano.- Ahora lo que estabas esperando oír. -Hizo una pausa.- Sí, tu cuerpo a aceptado el trasplante y no hemos detectado ningún rastro de células cancerosas.

Una felicidad inundó mi cuerpo hasta tal punto que las lágrimas brotaban de mis ojos. Miré a Natalia de reojo y estaba sonriéndome ampliamente mientras también unas lágrimas recorrían sus mejillas. Después de pasar un rato y habernos calmado Manu me volvió a llamar.

-Ahora si, aún no te podemos dar el alta definitivo por seguridad... -Suspiré.- Pero.

-¿Pero..? -Dijo Natalia.-

-Hemos pensado en darte este fin de semana para salir fuera. -Anunció.- A las dos.

-¿Enserio? ¿Es de verdad, es de verdad? -Dije emocionada notando como las mejillas se me enrojecían.-

-Sí, sí. -Dijo Manu entre carcajadas.- Hemos visto que habéis mantenido una buena relación y puesto a que Natalia ya puede moverse con más facilidad y la rehabilitación le está yendo genial, pensamos que no sería mala idea.

-Muchísimas gracias. -Dijo la morena.-

-Hoy es viernes, podéis recoger un par de cosillas, vestiros y salir hoy mismo... -Propuso.- Pero el domingo antes del cierre de luces os quiero ver a las dos en vuestra habitación o habrá consecuencias. -Advirtió levantándose.-

-Sí, sí, está bien. -Dijo Natalia y nos levantamos a la vez.-

-Nada de beber, salir de fiesta o cosas por el estilo. Alba, es importante que lleves una mascarilla cuando salgas a la calle, precaución. Son las únicas condiciones que te pongo. -Pasó de mirarme a mí a mirar a Natalia.- Nada de correr, o saltar, o forzar mucho. Aún se está curando y aunque parezca que está perfecta no es así.

-Te lo prometemos Manu, de verdad, puedes confiar. -Dije y el sonrió.-

-Ale chicas, hasta el domingo. -Se despidió en cuanto salimos de la consulta.- Voy a por un café.

-Adiós. -Me despedí.-

-Gracias, adiós. -Dijo Natalia.-

Ahora nos quedamos solas en la sala de espera, nuestras manos seguían entrelazadas. En cuanto Manu desapareció por la puerta del pasillo Natalia giró sobre si misma para quedar enfrente mío. Pasó uno de sus brazos por mi cintura arrimándome más a ella y antes de que pudiera hacer otro movimiento más posé mis manos en sus mejillas y poniéndome de puntilla la besé. Cuando nos separamos de ese beso lleno de euforia y felicidad nos miramos a los ojos diciendo todo y nada.

-¿Dónde nos vamos a quedar? -Pregunté.- Mi madre está en Valencia ahora y no se si.

-En mi casa. -Dijo.- 

-¿Pero yo también? -Negué.- No te molestes, puedo hablar con Marta y arreglar algo.

-No. -Sonrió de lado.- Mi casa. 

-Está bien, está bien. -Reímos.-

Acto seguido comenzamos a caminar hacia nuestra habitación. Una vez en esta puse unas mudas de ropa en mi mochila, el cargador del móvil, mi billetera y poco más. Natalia también puso algunas cosas en un bolso negro que tenía. Miré la hora, eran apenas las siete de la tarde cuando salimos del hospital.

Ya había avisado a mi madre, había hablado con ella y no podía estar más feliz. Me recordó que me cuidara mucho y que me lo pasara bien. Nos subimos a un taxi y ella dio la dirección de su apartamento. Durante el trayecto no hablamos, yo me dediqué a mirar por la ventana mientras recorríamos las ocupadas calles de Madrid. 

El coche nos dejó cerca del apartamento y tuvimos que caminar un poco hasta llegar al portal. La zona en la que nos encontrábamos era bastante tranquila, el edificio tenía tan solo cuatro plantas y Natalia vivía en la última. Subimos por el ascensor, por cada piso habían dos puertas así que supuse que los apartamento eran bastante espaciosos. No me equivocaba, Natalia abrió la puerta de madera dejándonos pasar.

Sonreí ampliamente después de quitarme la mascarilla, Natalia cerró la puerta y dejó mi mochila y su bolso en la entrada. Dimos un par de pasos hasta llegar al amplio y blanco salón. Me indicó que me quedara quieta y caminó hasta unas cortinas de color crema y las abrió dejando que la luz inundara la habitación. 

Sonreí ampliamente cuando ella vino y me abrazó de la cintura, dimos unos pasos hasta poder ver bien el exterior. El hermoso parque del Retiro se abría ante nuestro ojos, a través de unas puertas correderas de cristal que al abrirlas pasabas a una terraza cerrada toda de cristal. Unas macetas con plantas y enredaderas decoraban el acogedor lugar.

Fui feliz.

****************************

Holi. Como soy un desastre me he quedado con un 4.85 en mates ajajaja. Pero no pasa nada, siempre positivos.

He leído todos los comentarios que dejáis y jo, muchísimas gracias por toadas las cosas bonitas que decís. De verdad que me llena el alma de amor 😊❤❤.

Un besito a todas.

❤❤❤

Sempiterno // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora