16. Los problemas de Felix.

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Estaba tirado en el suelo, en esta tierra, mientras la multitud aclamaba y gritaba.

“¡Sangre!” “¡Levántate!” “¡Pelea!”

Me dolía la cabeza, y la persona frente a mi, con su nariz rota y toda esa sangre en bajando de sus fosas nasales.

Con esa expresión que lo hacía ver demoníaco, de acercaba mi, dispuesto a pasarme.

¿Porque tengo un ojo cerrado?

Ah, cierto.

Tengo un corte en la frente y la sangre cayó por toda mi cara y salpicó un poco mi ojo izquierdo.

Ugh, que molesto, quiero ir a casa.

Un par de horas antes.

Me encontras comiendo en el suelo. Comía con rapidez y no quitaba mi mirada de mi padre quien estaba sentado en la escalera, observandome.

Mastique toda la carne que quedaba y verduras; me las trague de un solo, luego me bebí un así de agua son pestañear.

Pestañear sería mi perdición.

Mi padre, al ver ello, termino de comer, se levantó y con un veloz movimiento se abalanzó contra mía, su enorme cuerpo se movía como una mariposa, y sus largos brazos casi me atrapan.

Yo me moví rápidamente a un lado antes de que me agarrara.

Tomaba bocanadas de aire, tratando de controlar mi respiración.

Mi padre, Nicolás, es un ex campeón de boxeo, participó en judo y ganó varias medallas (quedó en segundo lugar en las olimpiadas), entreno Muay Thai y luego un poco de karate, donde fue expulsado por haber peleado fuera del dojo y por su conducta paranoica y violenta.

El perder a mi madre, y el recibir tanto daño cerebral en su carrera como boxeador, lo marco psicológicamente, a parte de un sufre de ataques de paranoia.

Y este es un ataque paranoico y psicótico.

Después de la muerte de mi madre dejo de seguir su tratamiento, me dejó viviendo con su hermana. Él le había dicho que volvería por mí cuando termine el torneo de judo en las olimpiadas; eso dijo, pero duro medio año sin venir a buscarme.

Luego volvió por mí, pero mi hermana no quería darme a él, ya que ella era consiente de su estado mental, pero, mi padre, es un monstruo.

Me secuestro y desapareció conmigo.

Y aquí estamos otra vez. Yo, contra él.

Mi padre puede ser un paranoico, pero él es fuerte.

Y eso es un problema.

El tomó su posición de combate, yo por igual hice lo mismo, pero subí mi guardia más de lo normal.

—No dejare, que mi propio hijo, me gane...—apreto sus dientes.—No dejare, que me mates.

Suspiré, mi corazón latía a mil, no sabía qué hacer.

Félix, relajate, tranquilízate, esa es la primera regla en una pelea mantener la calma.

Respire profundo y exhale.

—Padre, Nicolás, no quería matarlo, solo quería darle sus pastillas para su condi-

—¡Mentira!—vocifero.

Como una bestia.

Suspiré; no tenía sentido el hablar.

Empecé con un han directo a su mandíbula, que a pesar de lo rápido que fue, el lo esquivo, y me respondió con una contra que me dió de lleno en la cara.

Teeth [Fonnie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora