20. Asalto.

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Félix, por la pelea que tuvo con Alan, fue expulsado por tres días, en esos tres días yo había dejado de dormirme en clases y regresar a mi fachada de buen estudiante, solo para pasarle los apuntes a Félix, ya que, durante esos tres días lo he visitado y entablado una amistad con él.

Ese rencor que le tenía, simplemente era un berrinche, nacido de mi arrogancia y ignorancia, pero soy un adolescente, no puedo dejar que cosas como el rencor me dominen.

Por otra parte, mis amigos y yo hemos estado volviendo a nuestra rutina de siempre, de platicar y juntarnos siempre. Yo aún seguía siendo algo callado, ya que me sentía algo incómodo, pero bienvenido a su grupo.

Soy su amigo, no debería ser tan desconfiado.

Fue un buen mes, hasta que, llegó ese día, un 20 de mayo, él volvió. Roberto volvió.

Si, él volvió.

No fue la gran cosa, para mí y que lo único que me importaba era mi vida, pero si Roberto planeaba vengarse, no me quedaría de brazos cruzados.

Me siento realmente tranquilo, mientras mantengamos nuestra distancia, seguiremos con nuestras respectivas vidas.

Su nariz estás vendada por completo, y él se veía normal, no con su cara de ferocidad, como si fuera el rey León de esta escuela, no. Más bien, estaba calmado, normal.

Subimos a nuestras respectivas aulas, en el camino mientras subía las escaleras, me lo encontré, ambos chocamos.

Curioso, ya que hacía nos conocimos.

Él me miró, con sus ojos castaños oscuro entre cerrado, y con sus labios gruesos escuché que salió un suspiro.

—Perdón.—dijo.

¿Eh?

—Ok.—en ese momento quería seguir mi camino solamente, pero, no quería dejar rencor entre ambos. Me gire hacia él, y le dije:—Perdón, por lo de tu nariz, Roberto.

Él solo se detuvo por un pequeño momento, duro unos instantes ahí parado y luego me miró.

—No importa; fue solo un pelea, niño.—respondió.

Luego de lo que dijo se marchó. No había necesidad de seguir con un odio mutuo estúpido, aquello no serviría de nada.

En ese momento al oír sus palabras, me sentí como mi alma se liberaba de un peso invisible que cargue conmigo durante este corto periodo de tiempo.

La semana transcurrió normal, todo bien, era como si nada hubiese pasado, todo estaba normal.

Hasta me parece increíble eso.

—La escuela es increíble, ¿No lo crees?—dijo Félix mientras bebía su sumo de naranja.

—¿En qué sentido?

—Mira lo que pasó entre tú y Ricardo, y nadie ha hecho un lío, todos recordarán eso, pero actúan como si nada pasase.—respondio.

—Si, tienes razón.—dije.—Es un lugar curioso. Cómo si solo sirviera para crear recuerdos de los cuales reírse en un futuro.

—Tal vez en verdad sea así.—bebió de su jugo.—A mi me dijieron que no me tomara tan enserio la vida estudiantil, pero que trate de graduarme.

—Si no fuera por “cierta” persona, no estarías al día.—dije resaltó lo de cierta.

—No te llenes de tanto ego.—dijo.

Yo solo sonreí un poco.

Un vez más sentí sus manos tocar mi rostro; se había ya vuelto un hábito para él tocar mi cara y acariciarla.

—¿Porque lo haces?—cuestione nervioso.

—Bueno, me gusta tu cara.—sonrio.—Es bonita y tú piel es suave.—eso me hizo sonrojar.—¿No has pensado en tener una novia?

Bueno, lo he pensado pera ya no.

—Eh, uh, b-bueno...—el nerviosismo no me dejaba hablar, las palabras no salían.

Otra vez, mi corazón late con fuerza.

Félix se rió de mi cara roja y mi tartamudeo (odio tartamudear), y dejó de tocar mi rostro.

—Aun tengo curiosidad sobre algo de ti.—dije.

Félix frunció el ceño.—¿Eh?—me miró.—¿Que quieres saber?

—¿Porque siempre estás golpeado?

Félix guardó silencio por un momento, no me dirigió si quiera la mirada, solo estaba ahí callado, como si no le hubiese preguntado nada.

—Por todo.—respondió.

Tal vez, no quiera hablar de eso.

Pensé eso, por ello lo dejé ahí y no retome la pregunta para no hacerlo sentir incómodo.

Tal vez su padre lo golpee, o él se la pasé peleando por cualquier lugar.

No lo sé.

Solo no me metí en ello durante un tiempo, cuatro días pasaron desde que le pregunte eso. No volví a pensar en ello y seguí con mis entrenamientos, cada día.

Claro, pero no todo podía estar tranquilo en mi vida.

El junio 12, unos dos tipos extraños me trataron de asaltar, o eso parecía.

Uno de ellos era más bajito que yo, y él otro era de mi tamaño.

El de mi mismo tamaño me sostuvo del brazo con cautela y me presionó una navaja en la espalda, después me llevaron a un callejón.

Algo que e dejó un tanto sorprendido, es lo calmado que estoy en esta situación.

—Bueno, niño, veamos que tienes.

Sinceramente, esto no parece un asalto.

No parecía un asalto, ya que, ellos el tipo me soltó y empujó inmediatamente entramos, y este le pasó la navaja a su acompañante.

Aquel tipo, se posicionó como si fuera a pelear a golpe limpio conmigo.

¿Que clase de guardia es esa? Puedo ver a través de él.

Tenía tantos puntos débiles, este tipo no sabe pelear.

¿Que diablos pasa?

El tipo me lanzó un golpe, yo solo me moví hacia atrás, luego abrí en un radio de 360 grados y subí mi guardia, mis pies ni muy cerca ni muy lejos, mi centro de gravedad bajo, mi mano derecha cerca de mi mentón, mi mano izquierda delante un tanto alejada, esta sirve como defensa para los ataques. Mis hombros relajados, mi cuerpo por igual, nada de rigidez, solo calmado.

Mi pie de atrás en cuclillas y el otro pisando fuerte, mi centro de gravedad bajo.

El tipo lanzó un golpe, yo lo esquivé aganchándome un poco, luego me acerque a él y gire mi cadera y lance un fuerte cross (golpe curvo o como quieran) en sus costillas, pude escuchar su quejido de dolor.

Maldición, extrañaba esa sensación en mi puño al dar un buen golpe.

—¡Vámonos!—vociféro el más bajo.

Eh inmediatamente ambos se esfumaron, yo estaba confundido, solo frunció mi ceño, tome mía cosas y seguí mi camino.

Bolt, sin saberlo, la pregunta que le hizo a Félix, sería contestada en tan solo poco tiempo.

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Espero que les haya gustado el capítulo xd

Que pasen una buena noche o día ajajjajaa

:)






Teeth [Fonnie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora