Rituales

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Zed tomó al pelinegro entre sus brazos y partió con el yelmo puesto a la habitación del mismo.

Cuando entró, se encontró con Einar durmiendo en una cama aparte, era así desde hace un año. Se notaba que había crecido, mas aún seguía teniendo el cuerpo debil de un infante. Sin embargo, era más alto que el promedio debido a su genética freljordiana.

Zed lo había visto en contadas ocasiones desde lejos, mas nunca volvió a interactuar con él por el acuerdo con Kayn.

Se preocupó de acomodar al sombrío rápidamente en su cama. Cuando terminó de arroparlo le acarició el cabello y esperando que nadie lo viese, retiró su yelmo y lo besó en la frente.

Luego se retiró no sin antes cubrirse de nuevo el rostro. Se alivio de que Einar, a pesar de tener un sueño ligero, no se despertara.

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A la mañana siguiente Kayn despertó con una terrible resaca como hace tiempo no tenía. Le costó abrir los ojos y el mínimo ruido le enfurecía. Por desgracia, Einar no estaba enterado de la situación, así que saludó a Kayn con un fuerte entusiasmo.

El pelinegro lo miró fastidiado, una mirada tan tajante que hizo retroceder al menor y taparse la boca.

—Buen día, Einar. — Espetó después.

—B-buenos días, mamá. — Dijo en voz baja.

En dos años, Kayn sólo consiguió que Einar no se refiriera a él como "mamá" en público, ya que aún la mente del joven estaba dañada y no podían hacer mucho más que ser pacientes.

—Me duele la cabeza como un demonio. — Volvió a espetar Kayn para luego caer en la cama de nuevo.

—¿Te enfermaste? —

—Bebí más de la cuenta. —

Al mirar el techo, los recuerdos de lo acontecido a noche volvieron a ser lúcidos.

Por lo general no recordaba nada después de perder la conciencia, pero esta vez lo hizo. Incluso recordaba el camino que recorrieron las manos de su ex mentor y los lugares que besó.

Y cómo olvidar qué él mismo se lo había buscado. En el fondo sintió la necesidad de sentir el calor ajeno y desahogar sus penas de alguna forma más pasional. Mas Zed no lo tocó más de la cuenta ¿Podría decirse que lo respetaba?

Le frustraba un poco el no sentir ese dolor tan característico en sus caderas, o las marcas de mordidas que había dejado en oportunidades anteriores. Había pasado mucho desde la última vez que Kayn había tenido un encuentro carnal. Intentó seducir a un par de discípulas en algunas oportunidades, mas a la hora de intimar, Kayn se arrepentía y las echaba de la sala.

Los recuerdos de Zed estaban vivos en su piel, y por tanto, sentía que estaba marcado. Pensó que el tiempo lo ayudaría a olvidar, pero vivir bajo el mismo techo de ese hombre y compartir todos los días en la hora de la cena complicaban aún más las cosas.

Pero no podía dejar que los sentimientos pasionales nublaran sus propósitos. Ponía sus objetivos por encima de todo, incluso de sí mismo. Lentamente sacrificaban todo lo que amaba, eliminando cada rastro de lo que fue alguna vez, o al menos así lo creía.

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Pasaron los días y las reuniones con Zed siguieron frecuentandose de forma habitual. Ninguno de los dos tocó el tema de la noche de borrachera, y se limitaron a sólo planear la ceremonia de Einar.

El día del ritual llegó, y ambos hombres terminaban los últimos preparativos. Kayn por una parte ensayaba su discurso mientras Zed por otra, concentraba su poder sombrío meditando. Si algo se salía de control, podrían simplemente regular el poder de la caja, mas tendrían que trabajar en equipo.

Odio lo que me haces recordar ~ Zed x KaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora