Incógnita

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Al escuchar su respuesta, mi corazón se estremeció, la abracé sin pensarlo y me mantuve en silencio por unos segundos, ese corto lapso de tiempo, pareciera que hubieran sido horas—. Todo pasa por algo, sí él hizo lo que hizo, déjalo—. respondí.
-Entre cortas palabras me respondió—. Sí... Me tengo que ir, gracias, Bob.
Caminó apresuradamente a su casa y yo seguía cegado con su belleza. En eso me llegó un destello de lucidez y reaccioné—. ¡A todo esto, no sé tú nombre!.
Para eso ella ya había entrado a su casa y yo me quedé con la incógnita.

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