Rutina

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El papel decía—. ¡NADA!. Me sentí extrañado porque volví a pensar en el señor que escribe estos papeles. Habrá dicho—. Este que es de Bob, no le pondré absolutamente nada porque... simple, me da la gana—. Vi la hora y, ya tenía que ir alistandome para ir a la cafetería a trabajar. Una vez listo, salí de mi apartamento. Me di con la sorpresa de que mi casera me esperaba en la puerta de salida. Me pregunté—.¿Cómo habrá sabido que salgo a esta hora?—. Pensé y me di cuenta que tengo la misma rutina todos los días—. Al verla, la notaba enojada y, era porque le debía la renta del mes pasado. Sólo le hice la vaga promesa de que se lo pagaría en los próximos días.

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