Miradas

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Le pedí a mi compañero que me cubriera, él aceptó. Entonces, fui manos a la obra. Imaginé que el café iba dirigido para la misma Reina de España. Lo preparé con tanta destreza y cuidado, así como cuando cultivas unas flores. Al finalizar se lo llevé a la mesa-. Que lo disfrutes, Poli.
-Ella respondió-. Gracias.
Regresé a la barra de preparados y, mientras me disponía a preparar los cafés, notaba como me miraba de reojo. Me puse nervioso así que le devolvía la mirada, fue tanto así que al momento de chocar miradas, ella sonreía. Quedé hipnotizado con su sonrisa, causaba dentro de mí una marea de alegría que ahogaba toda inseguridad.

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