VII- Recuerdos

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Era un día nuevo sin muchas novedades, el tiempo volaba pues ya era fin de semana.

Tsuyu se adaptó por completo a su vida escolar y a sus compañeros, también aprendió a como lidiar con Bakugo y continúa mejorando su don, además de que el festival deportivo está a la vuelta de la esquina.

Todo está arreglado.

A excepción de una cosa...

Ochako.

No hay nada malo en ella como tal, y ese es el problema.
Solo ha sido una corta semana de que comenzó a hablar más con ella pero, es tan irregular lo que siente cuando está con ella.

A veces siente sus mejillas muy cálidas cuando está a su lado.

Se termina perdiendo entre las palabras de la chica y no es que no le interesen sus pláticas, al contrario es atenta en eso pero hay veces que se le dificulta cuando mira lo linda que es; su cabello castaño, corto y un poco alborotado, sus grandes ojos marrón, sus rosadas mejillas y aquella cara un poquito curva.

Se le parecía genuina.

Y aún no entendía porque, apenas construía la amistad, apenas tenía ingredientes además de que debería aún estar resentida por las peleas anteriores, ¿No? Pero la azabache no es así... Ella no mira hacia atrás, es lo peor que podría hacer porque ahí se encuentra el dolor que debe ser enterrado y no volver a ser visto nunca más.

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Abre sus ojos en un lugar completamente distinto y desconocido, pero a su vez familiar.

¿Por qué cometió ese error?

Mira sus manos y lo que trae puesto.
Sus manos son más pequeñas y trae su antiguo uniforme de primaria.

Una voz se escucha desde la puerta.

-¿Tsuyu?- Una niña casi de su edad entra por la puerta, su rostro no es muy diferenciable ya que solo ve sus labios, solo puede ver que tiene una larga trenza rubia que parece flotar.

La azabache cuestiona lo que está viendo sin embargo, todo sigue.

-¡Vamos a casa!- Gritó la contraria que ya estaba frente de ella y tomó su mano y en un instante ya estaban en su casa, todo lo que pasaba era tan abstracto.

-¿Recuerdas todo lo que pasamos aquí?- Dijo la misma chica que ahora tenía su cabello suelto, aún como si flotara -Sí, era genuino- Se auto respondió la otra niña.

-¡Mira! ¡Aquí está todo!- La chica apuntó a una pared llena de fotografías mientras se dirigía a esta.

Siguiendo a la niña pudo ver varias de las fotos, en la mayoría salían ambas algunas eran de ellas jugando en un parque, en la escuela, comiendo juntas, en excursiones, todo eso parecía muy feliz.

Conforme la pared avanzaba las fotos variaban un poco, habían algunas de ellas peleando, y en algunas llorando.
Pero seguían juntas.

Repentinamente su hombro chocó con el de la otra niña misma que tomaba una foto con sus manos, estas temblaban con descontrol mientras le entregaba la foto a Tsuyu, ella la miró mientras sentía que su vista se hacía borrosa, eran ambas en un aeropuerto, abrazadas y despidiéndose.

Cuando apartó la vista de la foto, la pared desapareció y ahora estaban en aquel aeropuerto mientras la niña estaba frente a ella con una gran maleta y varias heridas.

-No me olvides Tsuyu- dijo la frágil voz de la pequeña que lloraba sin parar con sus manos y piernas temblando -Por favor, conservame en tu memoria- continuó entregándole a la contraria un libro.

-Prometo que te recordare- El rostro de la pequeña se aclaró revelando unos bellos ojos esmeralda y unas remarcables mejillas extrañamente azuladas con el montón de lágrimas deslizándose por estás.

Aunque lo prometió...¿Estaba dispuesta a olvidarla?.

El lugar se comenzó a desintegrar terminando en un blanco vacío mientras la niña extendía su mano hacia la azabache -Adiós, Tsuyu- la niña comenzó a integrarse al vacío dejando a Tsuyu con las lágrimas deslizándose intentando tomarla, pero era tarde, ya no estaba y ahora era un completo vacío con solo ella misma.

Ella.

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-¡Kioku!- Gritó levantándose de su cama.

¿Se había quedado dormida mientras pensaba? ¿Por qué soñó con Kiouku cuando pensaba en Ochako?... Kioku y Ochako eran parecidas.

Sentía las lágrimas mezcladas con el sudor por todo su rostro, tocó sus mejillas para confirmarlo y efectivamente, estaba llorando.

-Kioku...- Susurró viendo su mano recién retirada de su mejilla. Tenía miedo de que alguna de sus amistades terminara de esa manera... En especial la de Ochako.

Un peculiar sonido la distrajo de sus pensamientos.
Su celular sonaba.

Lo tomó para responder sin ver de quién se trataba. -Eh, ¿Hola? Disculpa que te moleste Tsu-Chan, ¿Estás ocupada? Me preocupaba porque no contestabas y- oh espera, estoy hablando demasiado- Fue lo que se escuchó al otro lado de la línea.

Era la dulce voz que no se podía sacar de la cabeza.

-Hola Ochako-chan, siento no haberte respondido, no, no estoy ocupada ¿Qué necesitas?-

-Ah, b-bueno sé que puede ser repentino y que debería haberte preguntado antes pero, ¿Quieres salir a un lugar conmigo? Las... Dos... Solas ya sabes, ¿No?-

Oh.

¡OH!

Las mejillas de Tsuyu se enrrojecieron rápidamente a todo su tono posible.

Era imposible no pensar tanto en ella.

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¡Hola!
¿Capítulo corto? Algo, pero no quería meterle TAAAANTO a este capítulo, pero consideraba que era necesario hablar de Kioku, en algún punto influirá en la historia y además de que debía amortiguar lo que viene en en el próximo capítulo.

¿Qué quiere Ochako en realidad?

Bueno, quizá esta semana sí actualice 2 veces porque... Huh.

Bueno, me emociona mucho lo del próximo capítulo, y si es que no actualizo las 2 veces será por qué créanme que valdrá la pena esa espera.
Bueno, bai.

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