13•Humilde

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Y así había sido, me habían sacado del comedor, todo el mundo me vio salir esposada de Nerus Polaris. No se porque Spencer trató de arreglar las cosas cuando para ser honestos cada palabra que decía lo dejaba más en evidencia, me había traicionado, le conté cosas que ni mi muchacho sabía, le confié mis secretos como si fuera mi amigo, pero no lo es, hablé demasiado con alguien que bien podría ser mi némesis.
Me dolían las muñecas, me tenían en una camioneta llena de policías y como sospechaba nadie vino en mi búsqueda, no Spencer, no Richard, nadie vino ni vendrá por mi. Pensándolo bien, debería haber muerto, debería haber dejado que las cosas pasaran, preferiría estar muerta a vivir en un mundo paralelo tan feo como lo es Rinix, me gustaría saber que volveré a la tierra, pero solo es una idea sin esperanza alguna de que pase.
La camioneta se detuvo, uno de los oficiales me quitó las esposas, miré por la ventana y observé que estábamos en medio de la nada, en medio de la nieve. La comandante Margo me observó atentamente y solo bajé la vista hasta mis pies.

-escúchame atentamente- dijo ella en un tono frío y duro, pero no la observé de inmediato
-hey- chispeó sus dedos frente a mí por lo que tuve que verla a los ojos, a sus mentirosos y despiadados ojos -tus zapatillas tienen unos microfonos, no te las quites ni un solo segundo, si consigo toda la información que puedo con respecto a Clark enviaré a mis hombres por ti para que te traigan lo más rápido posible, pero tienes que conseguirme la información con respecto a su plan para acabar con Nerus Polaris- asentí con la cabeza convencida en que no iba a hacerlo, no le debía lealtad a ella de ningún modo así que no iba a dejarla salirse con la suya -estaré conectada a esos micrófonos todo el tiempo, si dices algo que no corresponda nadie irá por ti nunca- volví a asentir -okey, bájate y camina a Nerus Solaris, faltan aproximadamente cuarenta minutos de caminata es lo más cerca que puedo dejarte sin pasar el límite-

Uno de sus hombres abrió la puerta de la camioneta y yo me bajé, a penas puse los pies en la nieve noté que estaba totalmente fría, como es la nieve, hielo.
Ellos se fueron y no se inmutaron en darme una chaqueta para no morir de hipotermia.
Inspiré pesadamente llenando mis pulmones de frío aire invernal, comencé a avanzar debido a que si no lo hacía no iba a tener oportunidad de vengarme de ellos, de quienes me habían herido ahora mismo.
A cada paso que daba sentía como mi cuerpo temblaba horriblemente, los pies los tenía mojados, no sentía los dedos de las manos y no podía moverlos a voluntad, mis mejillas se sentían frías y era como si el frío quemara a su paso.

Intentaba ser fuerte, en realidad intentaba serlo a toda costa, no quería quedar en evidencia, pero no podía evitarlo, conseguí solamente decepcionarme más a mi misma contándole cosas a alguien que no merecía mi atención en lo más mínimo. Creí que haría por mi lo que yo por él, lo cuidé, lo escuché, lo contuve, le di mi apoyo cuando en realidad no creía que estuviera bien lo que estaba haciendo ¿y qué es lo que consigo? Nada, o tal vez nada hubiera sido lo mejor que pude conseguir, pero me decepcionó, me expuso para salvarse de una pena que solo yo correré y a pesar de todo lo que le dije ni siquiera se inmutó en hacerlo de otra forma, debería haber dejado que me ejecutaran, tal vez de ese modo acababa todo de una buena vez, pero muerta no conseguiría lo que quiero, no conseguiría volver a ver a quien realmente amo y todo esto lo hago por él, pude haberme quedado en una cápsula, haberme salvado del Apocalipsis, pero en vez de eso decidí hacer esto para que ese chico dijera "hizo lo correcto, salvó el mundo" y ni siquiera tengo la certeza de saberlo.
Caí de rodillas en la nieve y comencé a llorar, apoyé las manos en el hielo y vi como las lágrimas hacían que ese se derritiera levemente, pero tan pronto como pasaba se congelaba nuevamente y no quedaba evidencia alguna de mi llanto. Me quedé así unos minutos, y oí nuevamente el ruido de las motos, pero no venían desde el lugar que abandoné, sino que desde la dirección opuesta.

***

-¿por qué lo hiciste?- le soltó Spencer a la comandante -¿por qué le dijiste que yo te lo había dicho? Sabes que no te dije nada, si lo sabías era por otra razón totalmente distinta- bramó muy molesto y dolido con la situación.

𝟏𝟏𝟗 𝐃𝐢𝐚𝐬 𝐃𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora