94•Autorreflexión

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Estiré la mano y la llevé al estuche de la espada de hoja azulina que estaba allí posada, pasé mis dedos por el mango y la saqué tomándola de allí, se veía nueva, recién hecha, como si nadie jamás le hubiese puesto un dedo encima. La sostuve en la mano derecha sintiendo su peso, era el peso exacto que le permitiría manipularla a mi deseo.

-¿qué esperas?- preguntó Chris -adelante, úsala- lo observé un momento y la apobación estaba fijada en su retina.

Moví la espada del mismo modo en el que uso el Rä, la única diferencia es que aquí la tomaba del extremo y que no podía tocar mi cuerpo o podría herirme, la pasé por el costado de mi cuerpo casi haciendo sonar como cortaba en aire en un sibido, la moví hacia atrás rozando mi espalda, la tomé con ambas manos, ya que se supone que aquello es lo que debería brindarme más estabilidad al pelear con una de ellas. La llevé por sobre mi cabeza, y la bajé sintiendo ese silbido nuevamente, la sostuve con una sola mano, la bajé dejando el filo hacia atrás y la solté para captarla en el aire como si fuera una extensión más de mi propio brazo.

-wow- dijo Todd cuando me puse a analizarla -el código si hace algo bueno por ti- estaba sorprendido, como si no hubiera creído que aquello era siquiera posible.

Dejé la espada sobre la mesa y respiré profundamente, eso había sido demasiado adrenalínico y me sentía extasiada, necesitaba volver a experimentar esa sensación, pero si me lo permitía las marcas me dominarían.

-cuando un arma se hace tuya- explicó Chris
-pasa esto- tomó la espada y me mostró que tenía "Hjørdîn" grabado en el mango de la hoja -y la vuelve inservible para todo el resto, la hace inútil al tacto ajeno-

-Zet no mencionó nada de eso- ladeé la cabeza confundida.

-revisa tus cuchillos y te darás cuenta que eso pasa, no si la tocas, solo si haces que tus marcas brillen al manipularla, como lo que pasó con la espada. Aunque no te guste Margo, Hjørdîn es y será siempre parte de ti, serás tú, deberías considerar controlar ese lado, pero no privarte de aquello, porque eres así ahora y no puedes retroceder el tiempo-

-si, Janick mencionó lo mismo cuando estaba en Zemptra- murmuré asintiendo con la cabeza -pero ahora tenemos que idear el plan para poder sacar a Spencer de ese lugar, ahora mismo mi continuidad en el bucle pende de un hilo-

-tranquila, lo organizaremos con calma, nos dieron veinticuatro horas preciosa, así que tranquila- colocó una mano en mi espalda y comenzó a acariciar la zona con algo de cariño paternal que aún conservaba.

-yo los dejaré conversar- dijo Todd saliendo de la habitación en la que estábamos para presionar el botón y darnos algo más de privacidad.

-¿puedo preguntarte algo?- frunció el ceño.

-claro- asentí con la cabeza sentándome en uno de los banquillos que habían alrededor de la mesa.

-¿esto te gusta?- ladeó un poco la cabeza -¿te gusta esta sensación de ser poderosa e indestructible?-

-¿y a quien no?- alcé una sola ceja -han abusado físicamente de mi siempre, ya nadie podrá hacerlo ni ahora ni nunca- comenté alzándome de hombros.

-si, está bien, pero de eso a matar a alguien hay kilómetros de distancia- comentó de forma casi obvia.

-al principio así lo creía Chris, me creía el asesino intelectual de toda este horda de eventos, pero al final no, no me siento culpable, se lo merecían, ya me da igual si soy o no soy Dios, pero conocí a uno, tal vez no de los mejores, y los dioses no esperan nada, si nadie hace nada, no hay nada que te impida hacer algo tu para arreglar la situación. La vida es un derecho, pero la integridad física, mental y psíquica también lo es- tomé uno de los cuchillos y comencé a jugar con él al pasarlo entre mis dedos.

𝟏𝟏𝟗 𝐃𝐢𝐚𝐬 𝐃𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora