Mi Propia Naturaleza [[Puzzleshipping]]

CAP 3

DECLARO:

YuGiOh! Es propiedad de Kazuki Takahashi, así como los respectivos personajes del anime y manga.

La historia es bajo mi autoría @DarkPurpleShine

Prohibida cualquier adaptación y/o copia parcial o completa.

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Nuevamente es lunes. Evitar regresar al instituto es imposible. Ishizu trata por todos los medios de entablar una conversación decente conmigo a través de la puerta de mi habitación.

No estoy seguro si es el cansancio, el hambre, la sed, el vacío en mi pecho o la fatiga de estar varias noches sin dormir y pensando aún en el.... ¿Cómo fue que me metí en esto?

Abro la puerta y me rindo al sermón que seguro he conseguido después de todas estas evasivas. Me siento derrotado, aunque no estoy seguro si escucharla me haga bien, lo haré de todas formas.

Ella me mira firme, me está examinando. Lo que sigue es inesperado, pero bien recibido. El abrazo más reconfortante después de estos días de lucha interna sin solución alguna, junto con palabras que eran ciertamente un sermón con tono de preocupación.

Que pasa contigo Yami, días sin saber si comías o ibas al instituto; escucho tus pasos dando vueltas en la habitación, solo mírate un poco estas muy descuidado, se nota que hace días no tienes un buen descanso.

Subo la mirada, el nudo en mi garganta no deja que las palabras salgan por si solas, necesito ayuda, necesito un inicio. Dilo, me dice ella, eso era lo que necesitaba. Entonces hablo y hablo sin parar, sobre el verano, sobre Yugi, sobre mi comportamiento de bully, sobre mi estupidez.

Ishizu está callada no sé si quizá ahora me desprecie, por el tipo de persona en la cual me convertí de la noche a la mañana. Soltar un "comprendo" de sus labios, lo fue todo.

Comprender tu propia naturaleza puede ser difícil Yami, eres aún muy joven y nada está dicho. Pero existen cosas que son reales y necesitas hacerte responsables de tus sentimientos porque son lo único que te dejara avanzar ahora mismo. Y concentrarte en lo que importa. Pedir disculpas no remediará nada, hay huellas que se quedan para toda la vida y tú hiciste una, al parecer profunda. Debes enfrentar la situación, negar todo tu ser ha tenido consecuencias, en tu actuar y en las personas que te rodean, las que te amamos. Ahora date un baño, cámbiate y ve al instituto, los campos no se aran* solos.

¨* Hacer surcos en la tierra con el arado (agricultura.)

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Agitado y desconcertado, trato de encontrar el ritmo de mi respiración.

Y es que, no puedo creer lo que ha pasado. Las lágrimas están presentes en mis ojos. No es dolor lo que siento, es rabia; de mi mismo por ceder ante el deseo.

¿Cuánto tiempo conozco a Yami?, muchos años diría yo. La cuestión del todo, fue el verano pasado. Después de verlo y pasar una tarde normal, a mi parecer, con él. No lo volví a saber nada.

Era como si la tierra se lo hubiera tragado, pensar en continuidad si yo había hecho algo mal era mi pasatiempo tormentoso. ¿Qué significaba?, quizá... ¿Estaba enfermo? La respuesta la obtuve una semana antes de reingresar al instituto. Él estaba ahí parado en la misma heladería de la última vez, no lo había visto en semanas, no tuve ni respuesta a los mensajes que le escribí pensando que estaba muy enfermo o las llamadas que le hice, más preocupado que de costumbre. Acercarme como de costumbre y sonreír, fue mi error completo. Se volteó y me miro como si yo fuera un extraño, un fantasma que apareció y lo sacó de su espera. Antes de decir nada, salió de la tienda un chico alto y de modos elegantes. En un abrir y cerrar de ojos me dijo la frase que lo cambiaría todo.

Me quedé viendo como desaparecía por la esquina junto con el chico alto. El sabor en mi boca fue amargo, darme cuenta de la sensación de dolor en mi pecho y temblor en las manos fue lo más abrumador que había probado en ese entonces.

Todo había cambiado, Yami no era quien conocía. Sin embargo, yo no estaría completamente despierto en la realidad hasta el siguiente mes, después de aquella "circunstancia", como solía llamar a ese evento penoso.

Es hora de continuar, pensaré en todo esto más tarde. Ahora solo me paro y sacudo un poco mis ropas, los chicos aún me esperan. Esto no cambiará nada, la decisión fue tomada hace tiempo.

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"¿Quién es él? ¿Yami?" podía escucharlo, Seto me estaba hablando, mi mente estaba a mil por segundo. Abrí la boca solo para condenarme, al decir la primera estupidez de muchas que vendrían. "Nadie, solo un raro"

Di media vuelta, dándole a entender a Seto que debíamos irnos. Sin decir una palabra me siguió hasta llegar a un parque cercano. "¿Que fue eso?, el chico parecía muy confundido, de verdad "era un rarito", dime lo que sucede. Ahora Yami."

¿En qué demonios pensaba? No lo sé, explicar o tratar de explicar lo que paso fue exactamente lo que no sucedió, mi cara con gestos desconcertado, le indico a Seto que debía irse a casa porque no diría ni una sola palabra al respecto. Me quede sentado durante unas horas en la banca cercana al árbol de cerezos, pensando que esa debía ser la actitud, estaba convencido que mientras más grotesco apareciera, más se alejaría de mi presencia.

No resultó como esperaba. El inicio de clases fue oscuro, pase por delante de los que fueron nuestros amigos en común, sin saludar o dar señales de buenos modales. Me dirigí al tablero donde colocaban los nombres de asignación en los diferentes salones. Leí de inmediato y me dirigí al 4to piso del edificio del Oeste Salón 4 - 1. Mientras me mantenga lejos de Yugi, no volveré a sentir nada, esa fue mi premisa de año.