CAP 04

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Una disculpa a mis lectores pues prometí subir caps cada sábado y esta vez me he atrasado, por tal razón haremos hoy un doble cap. 

Espero lo disfruten.

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DECLARO:

YuGiOh! Es propiedad de Kazuki Takahashi, así como los respectivos personajes del anime y manga.

La historia es bajo mi autoría @DarkPurpleShine

Prohibida cualquier adaptación y/o copia parcial o completa.

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 CAP 4

Han pasado algunos días y no lograba encontrarme con Yami, teníamos salones distinto aunque si en el mismo edificio del Oeste Salón 4 – 4.

Joey Wheeler me comento que vio a Yami en los baños del 2do piso, siempre acompañado del chico alto y castaño. Mi imaginación voló y visualicé a Yami haciendo pases ilegales o peor aún en consumo de drogas, gracias a las malas compañías. Estaba muy equivocado.

Describiré mi decepción y despertar a la realidad en solo 4 escenas, la primera fue en el patio del edificio norte, que generalmente esta desolado. Cansado de tanto correr en gimnasia, curso que por cierto es obligatorio aunque sino sé por qué, me escabullí por lo corredores hasta llegar a los lavabos exteriores de la parte trasera, sediento y con un calor aberrante, metí la cabeza bajo el caño refrescándome con el agua fría de inmediato. Sentí una mirada, alguien me observa, era Yami, acercarme resulto familiar y muy natural, quise saludarlo pero su respuesta fue...angustiante. No pude articular palabra alguna, sus modales eran horribles.

- "¿Qué haces aquí? tú....no tienes por qué seguirme"- Eso fue todo. Era una broma de mal gusto, se alejó pasando por mi costado y empujando mi cuerpo a un lado del camino. Mi respiración era agitada, me dolía su actitud, mi cara estaba torcida por el desconcierto y la duda.

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Segunda escena, porque no hay primera sin segunda. Coincidimos en el baño del tercer piso, su mala cara me dijo de inmediato que me largará de ahí; pero no lo haría, quería explicaciones al respecto. Un empujón, unas palabras cortantes

- "Fuera de mí vista, raro".... ¿Fue todo lo que quedó de la amistad que teníamos?, aún así no me daría por vencido.

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En casa los días pasaron igual que siempre, mi abuelo pregunto varias veces por Yami, mi evasión en el asunto creo suspicacia pero no hondaron en el tema. Analizar lo que pasaba era crucial para mí, Yami había sido mi compañero de aventuras, en clases tratábamos de ayudarnos siempre que era posible, salíamos a comer en grupo sin problemas. Teníamos amigos en común y era posible que fuéramos a la misma Universidad, para perseguir nuestros sueños. Ahora que no estaba sentía un vacío en mi pecho, algo terrible se había instalado. Las noches se hicieron largas y las comidas no tan necesarias. La duda se apoderó de mí ser, quería saber la verdad y muy aparte, quería saber sobre mí mismo. ¿Era tiempo de ser sincero?

Estuve acostumbrado a su presencia, a su defensa, a su amabilidad, a lo natural que resultaba estar con él en todo momento; todos estos pensamientos se acumularon en mi interior. Poco a poco, tomando forma, durante mucho tiempo, me pregunte si quizá ¿Me había enamorado de mi mejor amigo? Era posible, hace mucho que soy consciente de mis preferencias. Pero no le dí la importancia debida, pensé que de todos modos era muy joven para pensar en tener pareja o solo pensar en eso. El futuro está en los estudios que quería cursar. Pero y si Yami, se había dado cuenta, entonces me detestaba, se horrorizaba al imaginar que en mis pensamientos lo tenía a él como mi presa amorosa, y si fuera ese el caso, Yami estaba y no estaba en lo correcto. Esto era ahora, y nunca di un paso adelante, siempre fui consciente de mi gusto por Yami, por su cercanía, ese olor a madera tenue que desprende del perfume que suele usar. Todo eso y más. Tenía que saberlo. Aunque me costara el despreció.

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En la tercera oportunidad de desprecio, estábamos acompañados de nuestros amigos, observadores paralizados ante la gravedad del asunto.

- Mi narrativa es sencilla y fácil de entender...Tú desprendiendo un aura de odio y yo con los ojos expresando dolor y rabia. A eso habíamos llegado. Nos estábamos lastimando a sabiendas, no solo fue penoso sino marco un último deseo que no se volvería realidad. Estoy convencido que después de esto nunca sabré la verdad de tu lejanía.

Nos topamos las espaldas por casualidad, un pequeño entrelace de miradas directas basto para iniciar con palabras soeces y terminamos en golpes ok fueron cachetadas. No tenía ahora dudas o remedios, te había perdido en alguna parte del camino a casa, ese día de verano, fue entre salir de la heladería y llegar al cruce donde siempre nos separamos. Fue en algún momento y no pude verlo con claridad. Hasta ahora.

La última vez que cruzamos palabras para herirnos fue en la 4ta escena, aunque si esta fue la más dolorosa de todas, no la podía evitar. A partir de ese momento me dedicaría a ignorar todo lo que relacionara con Yami Sennen.

Como coordinador de Limpieza, me quede hasta el final de la jornada para asegurar que todo quedara en orden absoluto. Tranquilo, sin prisa, camine por los pisos y me dirigí a la salida.

Cruzarme una vez más con Yami no estaba en ningún plan. Diría que mi estrategia consistía en lo contrario. Pero sucumbí ante mis sentimientos por él, voltee el rostro a la derecha, fue como tener un sexto sentido, ahí estaba él, lo miré de frente y sin decir una palabra pase de largo hasta alcanzar el patío del edificio Oeste, como llegue ahí, ni yo lo comprendo. Pero encontré a Yami sentado en la pileta vacía, se veía mal, un poco abrumado y con sombras en los ojos.

- "¿Yami, estas bien, Puedo ayudarte?"- Esa fue mi frase. La respuesta no se hizo esperar, Yami se levantó inmediatamente y a paso firme, caminó hasta alcanzarme. Quedamos tan cerca que podía sentir su respiración agitada sobre mi rostro - "Eres....Solo aléjate de mí", dijo - .Sentí que su presencia era lejana, cuando corrí con todo lo que quedaban de mis fuerzas a los baños del piso más alto del edificio del Oeste, llore con todo lo que tenía, no podía soportarlo. El dolor era incandescente, mis ojos estaban rojos, hasta que quedé sin lágrimas.

Levantar y arrastrar mi cuerpo hasta el lavabo era imprescindible. ¿Quién era ese mocoso del reflejo? ¿Era yo? ¿Yo era ese despojo, ese ser lastimado y de apariencia frágil?

Decidí, que era todo lo que soportaba. No importa cuánto resulte quererlo o extrañarlo. No era bueno, no era bueno para mí. Cambios, debían existir cambios. Fueron pocos pero decisivos, mi apariencia destacaba bastante, en especial mis ojos, me di cuenta que era mejor tener una imagen fuerte así también produciría el efecto en mis presentaciones para conseguir las tan anheladas recomendaciones. Caminar firme y practicar para tener un léxico fluido, debía prepararme, para el futuro.

Los encuentros con Sennen, sí dejé de llamarlo por el primer nombre, fueron igualmente molestos y todos resultaban en silencios incomodos, aunque si ya no lo daba a entender. Sin embargo cada momento indirecto era el pase a algún recuerdo, aspirar su perfume o cruzar miradas aunque si de odio profundo, siempre nos mirábamos. 

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