• Día 6 •

4.5K 627 416
                                    

Ser la "cuchara pequeña" después del sexo era una mierda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ser la "cuchara pequeña" después del sexo era una mierda.

Y no lo decía solo Bakugo, sino que también la ciencia misma.

De acuerdo, aquella era una afirmación muy fuerte. ¡Él y Kirishima nunca se habían acurrucado después de una intensa sesión de sexo, aunque él sabía que sería una mierda!

¿Por qué? Porque eran dos adolescentes hormonados que encontraban idóneo cualquier lugar poco salubre para echar un polvo.

¿El baño del tercer piso? A Bakugo le gustaba apoyar el culo en el frío lavabo.

¿El aula de la Clase A? Había algo en el escritorio de Iida que le incitaba a dejar su marca por todas partes.

¿El sofá en casa de sus padres cuando iban de visita los fines de semana? Bakugo prácticamente suplicaba que sus padres fueran a dormir la siesta más temprano ese día.

Cualquier lugar era increíblemente maravilloso para follar. Excepto, claro...

La jodida cama.

—Bueno... —Kirishima carraspeó nervioso—. Hace calor, ¿no?

Bakugo giró sus ojos para fulminar a Kirishima. No podía tomarlo en serio si seguía jadeando irregularmente, su frente permanecía sudada y su sonrisa era la más incómoda del planeta.

Ellos nunca lo habían hecho en una verdadera cama. ¿Su primera vez? Fue en la casa del árbol en la residencia de Kaminari, durante una tonta fiesta de fin de semestre.

Luego de un mes de hacerlo en cualquier posición del kamasutra y en cualquier escenario digno de un doujinshi R18, Bakugo y Kirishima estaban afilando el hacha en una cama real.

—¡Por supuesto que hace calor, menso! —Bakugo le tiró un cojín en la cara—. ¡Tengo todo tu cuerpo de elefante encima de mí!

Empezaba a extrañar el frío lavabo del baño.

Y es que el probable no era la puta cama, claro que no.

El problema era el después de lo que se hacía en la cama.

—¡Pero es que quiero que me abraces! —Kirishima hizo puchero mientras le estiraba los brazos—. ¡Quiero besitos y arrumacos!

—¡No! —chilló Katsuki con horror—. ¡Aléjate de mí!

Más en concreto, el problema que Bakugo tenía era... simplemente acurrucarse con su novio.

Dramático, ¿cierto? No —mejor no debían responderle aquello. Bakugo rompería la cara de cualquiera que se burlara de él o lo encontrase remotamente chistoso.

¡Acurrucarse era estúpido!

¿Quién podría querer tener a una morsa desnuda, solapada a tu espalda, con su miembro colgando contra tu trasero y pegándote su asqueroso sudor por toda la piel?

KiriBaku Week 2019 - [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora