I Hate You, My Love. (Zayn Malik&_____)

Situaciones.

La alarma sonó y me puse la almohada encima del rostro, intentando amorciguar el sonido constante, que no se apagó hasta que estiré el brazo y a ciegas conseguí apagar el maldito despertador. Con resentimiento me levanté y fui directa al baño. Me mire al espejo, descubriendo unas grandes ojeras y el pelo despeinado. Hice una mueca de disgusto ante mi rostro cansado y después de hacerme un moño comencé a maquillarme, tapando la mayoría de las imperfecciones.

Baje a la cocina cuando ya estaba preparada y descubrí a madre sentada en la mesa, tomando café. Me miro sutilmente y me dedicó una sonrisa. Se la devolví y con otro café me senté delante de ella.

-Buenos días- saludé, para después dar un trago a mi bebida.

-Buenos días- contestó, pero no parecía tenerlos en realidad. Tragué saliva, sabía que su estado de ánimo se debía a la escena de ayer. Ella estaba en contra de todo aquel acuerdo, y lo entendía, pero no había muchas más opciones.

-Mamá... se que el plan de papa no te agrada demasiado... pero te prometo que no me sucederá nada malo- la aseguré, intentando que me mirase, pero no lo hizo, tan solo resopló y dio un sorbo de su café, de nuevo.

-Ese no es el problema. Tanto Black Ghosts como Fire Shadows, tenemos que aprender a respetarnos. Esos chicos se merecen estudiar como cualquiera de nosotros y si la única solución es que lo hagan aquí, pues habrá que acostumbrarse- dijo seriamente. Me quede callada.

Pensé, con el ceño, como era posible que mi madre y mi padre tuvieran opiniones tan diferentes, y me sentí mal al verme dividida entre ellos dos.

-Yo... no se que hacer mamá, porque para complacer a uno tengo que decepcionar al otro- admití con un hilo de voz. Estaba confusa, todo lo que tenía claro hace menos de una hora se acababa de desvanecer en un suspiro y ya no sabía la diferencia entre lo que era correcto y lo que no. Ella suspiró y se levantó de la mesa.

-Mas allá de nuestras opiniones, conseguirás tener la tuya propia, y entonces sabrás que hacer- dijo ella, tan segura, que casi llega a convencerme. Tragué saliva e hice una mueca.

-¿Y si eso no sucede?- preguntó, pero mi madre parece no escucharme y me sonríe, acercándose a mi.

-Que tengas un buen día- dijo y me dio un delicado beso en la frente. Después de eso camino y desapareció tras la puerta de su habitación.

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Llegue al instituto, en autobús, ya que el coche de mi mejor amigo había decidido no arrancar, por lo que Derek no había podido venir a por mi. Odiaba ir en transporte público, miles de personas apelotonadas en un solo vehículo, cada una con sus problemas y sus preocupaciones, deseando llegar pronto y otros no llegar nunca. Por las mañanas todos querían sentarse debido al sueño, y había una pelea constante por cada asiento y con tanto ruido que tenía que poner mi música a todo volumen para poder escucharla con claridad. Abrí mi taquilla mientras apagaba mi teléfono y sacaba los libros, cuando escuche a alguien carraspear a mi lado, y dirigí mi mirada a este.

-Buenos días- el rostro sonriente de Derek me sorprendió, por lo que fruncí el ceño.

-¿Qué haces aquí?- pregunté, ya que si no veníamos juntos no solíamos vernos hasta el almuerzo. El sonrió divertido.

-Solo venía a saludarte- dijo, y después beso mis labios con delicadeza. Le mire aun más confusa.

-Oh, pues, hola- hice una media sonrisa, intentando llevar con normalidad aquella escena.

-Tengo una sorpresa para ti- anunció, con el brazo rodeando mis hombros.

-¿Cual?- pregunté curiosa, observando como este cerraba mi taquilla y los dos comenzamos a andar.