4º Bonita.

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Mily:

— Se estaban apareando como animales —contaba Yoongi asustado.

— Tampoco es para tanto, solo eran unos besitos tiernos —alcé ambas cejas entretenida.

— Mientes —negó—. Restregaban sus caderas como si tuvieran hormigas allí abajo.

— Le creo más a Yoongi, la última vez que Mily me besó "tiernamente" dejó una marca roja en mi cuello y no se me quitó en una semana —dijo Jungkook levantándose de el sofá. 

— ¿Ya te vas? —cuestioné mirándolo.

— Debo hacer tarea —bufó—. ¿No vienes? —esta vez se dirigió a Yoongi.

— Prometí ayudarle a Mily a limpiar  —se encogió de hombros sin ganas. 

— Entonces diviértanse, yo me largo. —avisó abandonando mi departamento.

El motivo por el cual Jungkook estaba sangrando anoche fue porque el y Hoseok tuvieron la grandiosa idea de ir a hacerle una broma a Chanyeol. Lograron despertar al chico y asustado, pensando que era un ladrón, le reventó una botella de vino que tenía junto a su cama a Jeon en el brazo.

Bueno, al menos fue ahí y no en la cabeza, pudo haber sido peor. De igual manera estaba más que furiosa pues no pude terminar lo que recién había comenzado con Jimin en el auto.

No tuvimos tiempo de despedirnos, ni siquiera se su maldito número o su dirección, el resto de la madrugada me la pasé pensando en el... me dejó queriendo más.

"La próxima vez".

¿Jimin me buscaría? Ojalá lo haga porque el solo recordar sus blancos dientes mordisqueando mis labios y hombros me producía una ola de calor por dentro.

— ¡Tierra llamando a Mily! —gritó Yoongi moviendo su mano de lado a lado frente a mi.

— ¿Qué?

— Tu celular está sonando.—avisó—. Comenzaré a limpiar la cocina —caminó por el pasillo hasta llegar a esta.

Subí las escaleras corriendo, al revisar el número era uno sin registrar y no pensé dos veces en simplemente responder la llamada.

— Hola, Mily —habló una reconocible voz que no podía salir de mi cabeza.

— Hola, Jimin —suspiré lanzándome a la cama con una sonrisa.

— Le he pedido tu número a Jungkook, creo que tu y yo tenemos algo pendiente —produjo una risa rasposa, mi estomago se revolvió al instante.

— Creo lo mismo, hay algo que debemos culminar.

— Quiero verte, ahora no puedo porque debo trabajar, pero dime cuando podemos vernos —suspiró—. Debo confesarte algo, esta mañana me toqué pensando en ti, Mily —volvió a reír—. Necesito más de ti.

— Yo estuve a nada de hacerlo en la ducha—confesé sin vergüenza alguna—. Me he quedado con muchas ganas.

— ¿Cuando te volveré a ver? —insistió.

— El sábado me entregan mi auto después de las cinco, podemos ir a cualquier lugar —sugerí.

— ¿Quieres venir a mi departamento? Quiero preparar algo lindo para ti, te enviaré la dirección por mensaje.

— Esta bien —asentí—. ¿Entonces el sábado... a las seis? —cuestioné inquieta.

— Perfecto, la semana me parecerá eterna —bufó. 

— A mi también, pero se que valdrá la pena —dije confiada.

— De eso no tengas duda—confirmó—. Tengo que irme. Te llamo luego, hermosa.

Just Sex | PJM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora