Capítulo 4

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-deja de reírte y muévete!- el rubio comenzaba a perder la poca paciencia que tenia mientras el chico de pecas solo reía aun con los pantalones en la mano.

-lo siento, es solo que.... esta situación es tan extraña- dejo de reír mirando las marcas de arañasos en sus piernas -el quería... iba a hacerlo...- comenzó a temblar mientras gruesas lagrimas bajaban por sus mejillas solo de recordar esa sensación de miedo e impotencia.

Bakugo miro al chico y era mas que obvio que estaba en shock , verlo así lo hizo querer protegerlo sin importar que ni siquiera supiera su nombre. Se acerco despacio para abrazarlo sorprendiéndose al notar como su pequeño cuerpo temblaba entre sus brazos.

-esta bien, no volverá a tocarte- acuno al peliverde en su pecho mientras acariciaba su espalda tratando de calmarlo -nadie te hará daño, lo prometo- luego de unos minutos el chico pareció calmarse -toma ponte esto así cubriremos un poco tu aroma- le tendió su chaqueta para poder salir de aquel lugar.

No era que el aroma del chico no lo afectara, de hecho olía demasiado bien lo cual era raro pues los omegas apestaban a dulce podrido a su parecer pero este chico olía a algo delicioso, como a un postre que se antojaba suave y dulce; negó sacando esos pensamientos de su mente después de todo si de algo se enorgullecía (bueno lo hacia de muchas cosas) era de tener un gran autocontrol y no ceder a sus impulsos animales como la mayoría de sus amigos alfas.

-gracias por ayudarme- murmuro una vez lograron salir -mi nombre es Midorya Izuku- sonrió débilmente aferrándose a la chaqueta del rubio que era al menos una talla mas grande.

- soy Bakugo Katsuki- asintió como saludo -quédate aquí iré por la motocicleta -lo miro esperando no hiciera nada estúpido.

-¿aquí?- miro el lugar que era un pequeño pasillo que daba a la calle principal que a esas horas no estaba muy transitada -pero debo buscar a mis amigos, no puedo irme sin ellos- la idea de que algún alfa pudiera abusar de sus amigos como casi le ocurre era espantosa -lo siento Bakugo pero no puedo quedarme-

-¿que? es que no escuchaste bien, dije que te quedes aquí- lo miro conteniendo las ganas de gritarle -tus amigo seguro lograron salir de ahí, llámalos y lo veras- 

-no tengo batería- murmuro mirando sus pies descalzos ¿donde estaban sus zapatos? seguramente en el mismo lugar que sus pantalones, suspiro pues su madre seguro lo mataría por perder su ropa y sus zapatos nuevos.

-toma llámalos mientras voy por la motocicleta- le tendió su teléfono pese a que Izuku se notaba concentrado mirando sus pies -no te muevas de aquí ¿entiendes?- 

Marco el único numero que sabia de memoria y eso porque solo era dos números diferente al suyo pero para su sorpresa sonaba ocupado, solo esperaba que Iida no lo estuviera llamando porque sin batería era obvio no podría responderle. Mientras Izuku trataba de recordar el numero de Uraraka, el rubio empujaba la motocicleta desde la entrada del lugar hasta el pasillo donde el peliverde esperaba; decidió que seria mejor empujar el vehículo para no hacer tanto ruido al encenderla y así no llamar tanto la atención lo cual fue en parte motivo de que tanto el alfa bicolor como el chico de gafas que hablaban en la entrada no lo hubiesen notado en absoluto.

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Sabía bien que merecía la bofetada que la madre de Izuku le había dado hace unos momentos. Iida debía llevar a Uraraka a casa pero en lugar de eso condujo directo a la casa de su peliverde amigo para informar lo que había pasado a su madre, después de todo la señora Inko tenia derecho a saber lo que pasaba o bueno lo que podría pasarle a su hijo.

Mr DelincuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora