Capítulo 6: Viento frío

795 69 28
                                    

Skie y Rosie también se asomaron por la ventana, viendo a Ryoma esperando apoyado en la pared de la casa frente a la de Jade.

- Ve - dijo Rosie mientras arrastran a Jade al armario de la habitación.

- ¿Qué? - fue lo único que pudo decir la morena - No, que le den, hoy estoy con vosotras - dijo cruzándose de brazos.

- Jade, no seas tonta - dijo ahora la menor de todas - Ve con él, nosotras nos quedaremos aquí esperando - sonrió.

La morena soltó un suspiro y salió de su habitación, bajando a la salida y poniéndose una chaqueta ya que se notaba que hacía un poco de frío.

Salió en silencio y se acerco al moreno de cabello negro, el cual la miró un largo rato.

- ¿Qué pasa? - preguntó ella.

- Hoy no llevas la diadema - dijo acariciando la cabeza de la mas baja, que en efecto no llevaba su habitual diadema.

- La habré olvidado en mi habitación...- susurró mientras suspiraba - ¿Qué querías?

- Hablar contigo - dijo él mientras empezaba a caminar, siendo seguido por la gerente.

- ¿Sobre qué? - preguntaba con curiosidad ya que no entendía por
que el futbolista la llamara para pasear.

- Tengo que volver a Italia durante 3 meses - explicó él - Mi vuelo es el martes de la semana que viene...- tras decir aquello suspiró.

- ¿P-por qué me cuentas esto a mi? - preguntó Jade.

La morena estaba en shock, una mezcla de tristes y enojo la carcomían por dentro y no sabía que hacer en esa situación...no podía gritarle, él no tenía la culpa...

- Esta vez quería despedirme - dijo Roma mientras sonreía - Además, debo disculparme, la última vez que pasó esto no pude despedirme - dijo mientras caminaba, con las manos en la nuca.

- Tu...¿te acuerdas? - preguntó ella con sorpresa, siguiéndolo rápidamente - Creí que tendrías la cabeza llena de serrín y lo habrías olvidado...

- Que amables palabras de tu parte - contestó Ryoma con una carcajada, parando frente a una máquina de bebidas - No podría haberlo olvidado - dijo tranquilo mientras metía unas monedas a la máquina - Incluso recuerdo el día en el que te regale la diadema - sonrió.

- Querrás decir el día en el que me tiraste de un tobogán jugando con tus amigos - se quejó ella mientras se cruzaba de brazos y desviaba la mirada - Que sepas que de la hostia por ese recuerdo no te libras - avisó.

- La violencia no es la solución - intentó defenderse el de cabello largo mientras le extendía un té caliente.

La de cabello rosa suspiró y cogió la bebida que lo ofrecía el futbolista, empezando a caminar nuevamente con él.

- ¿Por qué tienes que volver a Italia? - preguntó ella mientras mantenía la mirada fija en su lata.

- El entrenador Kevin esta desarrollando una nueva súper técnica y quiere que vaya allí para poder practicarla - explicó el moreno.

- ¿Y no podía venir él aquí o qué? - preguntó Jade frunciendo levemente el ceño.

Roma soltó una leve carcajada ante la indignación que demostraba la gerente junto a el, se mantuvo en silencio mientras miraba a la muchacha, la cual maldecía al entrenador Kevin mientras caminaban sin destino aparente.

- Roma - llamó la morena mientras se detenía, clavando su mirada en el suelo - Supongo que ya he esperado el suficiente tiempo como para poder decirte esto - dijo ella mientras empezaba a jugar con sus dedos aún sosteniendo la lata - Es decir, ahora se que volverás a Italia así que no me arrepentiré tanto...

- ¿Es sobre que te gusto? - preguntó con tranquilidad el moreno mientras sorbía un poco de su café - Si es sobre eso ya lo sabía, Adé me lo explicó cuando volví al equipo - sonrió.

Jade se encontraba paralizada, ¿Qué se suponía que estaba pasando?, Roma supo todo ese tiempo sobre lo que ella sentía y no dijo nada al respecto, es más, probablemente todo el equipo ya se había enterado y nadie le había dicho nada.

- ¿¡Pero tú de qué vas!? - gritó ella mientras unas inevitables lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas - ¡¿Me estás diciendo que todo este tiempo lo ha sabido y no se te ha ocurrido decirme nada?! ¿¡He tenido que venir yo como imbécil a declararme, o al menos intentarlo, para enterarme de que ya lo sabías y te has estado riendo de mí todo este tiempo!? - comenzó a gritar mientras las lágrimas no paraban de caer por sus mejillas - Púdrete - terminó de decir mientras lanzaba la lata de refresco al suelo y se marchaba  corriendo del lugar intentando secarse las lágrimas con las mangas del abrigo que llevaba.

Secretos de gerentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora