Entramos como un par de balas en el centro comercial, provocando que de nuevo todas las miradas se fijaran en las dos subnormales que reían y gritaban como focas retrasadas. Nosotras.
- ¡No saludes idiota! - Grité a Diana que movía la mano cordialmente..
- Oh, ¡son mi público!
- No tienes tú fe. - Dije chasqueando la lengua y arrastrándo a mi amiga literalmente por el suelo. - ¿Dónde secías que estaba la tienda nueva? - Le pregunté una vez se puso de pie.
- Por allí. - Señaló unas esaleras mecánicas que llevaban al segundo piso del centro comercial.
· Christopher
Me puse unos pantalones de chándal azules, una camiseta amarilla de los Lakers y me tomé un croisant en el sofá viendo el televisor. Literalmente viéndolo, ya que el volumen seguía sin funcionar. Alcancé con el brazo mi móvil y busqué en contactos el número Ryan.
Bip, bip, bip...
- Ryan al aparato. - Reí.
- ¿Pero qué dices? - Pregunté alzando una ceja.
- Siempre quise decirlo. - Apostaría a que se encogió de hombros. - ¿Tienes la razón?
Fuck.
- ¿La razón?... - Dije dándome tiempo para pensar una. - Diversión. - Puse una mueca.
- No me hagas reír, Chris. Sabes tan bien como yo que no encontrarás ninguna, y tendrás que reconocerlo, bebé. - Puso voz de niño chico.
- Ry, no te pongas en plan gay. ¿Vienes a correr?
Resopló.
- Ooookaaaay. - Contestó sin ganas. - Me cambio y voy a tu casa. - Colgó.
(...)
- Mira esa. - Dije señalando con la mirada a una rubia. - Tiene buen culo. - Sonreí.
- ¡Y NOVIO, GILIPOLLAS! - Gritó la chica corriendo aún más, alejándose de nosotros.
- Anda que tienes buen ojo. - Dijo Ry con sarcasmo.
- Ya verás como encuentro a otra. - Dije acelerando la marcha.
- ¡Eh, espera! - Gritó haciendo lo mismo que yo. - ¿Con quién piensas ir a esa cena? - Me preguntó.
- Valerie. - Respondí jadeando sin parar de correr.
- ¿Con esa?
Asentí.
- Es pura silicona, tío.
- ¿Y? Está buen... - No terminé la frase cuando vi a alguien muy conocido y me paré frente a él, bajo la atenta mirada de mi amigo. - ¿Miras algo? - Pregunté al chico de ojos azules que me observaba con una sonrisa sarcástica.
- No te acerques a ella. - Dijo manteniendo la expresión en su rostro.
- Vivimos juntos. - Sonreí. - No te atrevas a decirme lo que debo hacer o lo que no. ¿Está claro? - Me acerqué a él y apreté los puños, dejando blancos mis nudillos.
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¿Con derecho a NO enamorarse?
Teen FictionTodos asocian el tener dinero con una vida feliz, pero las cosas no son así, o por lo menos no para Tess. Una apuesta hizo que dejara su ciudad, confundida por el amor y consumida por el despecho, decide volver. ¿El inconveniente? Tendrá que vivir c...